Steven Soderbergh dirigió en 2013 Efectos secundarios con Rooney Mara, Jude Law y Catherine Z. Jones.
En primer plano los tejemanejes de la industria farmacéutica en Estados Unidos. Aquellos medicamentos (en este caso ansiolíticos) que quieren lanzarse con el beneplácito de visitadores médicos, médicos y demás entramado, bien engrasadas las voluntades con mucho dinero de por medio.
Una joven depresiva ve salir de la cárcel a su marido, y tarda poco en comprobar que las cosas no son como ambos esperaban. Ella se pondrá en manos de un psicólogo después de intentar suicidarse en un parking estrellando su coche contra una pared. En un principio la película parece una crítica hacia la industria farmacéutica, pero en estos tiempos que corren todo es tan líquido como epidérmico y se queda solo en eso, en una en una ligera caricia.
La película muda entonces en un thriller, con continuos giros de guion, de tal manera que la joven depresiva resulta sorpresiva y esconde bajo la manga unas cuantas sorpresitas letales para el atónito espectador.
Mara y Law dan la talla. La presencia de Catherine Zeta Jones parece atender únicamente a meter con calzador una escena erótica lésbica sin la menor voluptuosidad.
Una película perfectamente prescindible