Dirección y guión: Matthew Parkhill.
Países: Reino Unido y España.
Año: 2003.
Duración: 92 min.
Interpretación: Gael García Bernal (Kit), Natalia Verbeke (Carmen), James D’Arcy (Barnaby), Tom Hardy (Tom), Charlie Cox (Theo), Michael Webber (Terrateniente)Producción: Meg Thomson y George Duffiel.
Música: Javier Navarrete.
Fotografía: Alfonso Beato.
Montaje: Jon Harris.
Diseño de producción: Tom Burton.
Dirección artística: Fleur Whitlock.
Vestuario: Louise Stjernsward
Película cuyo embrión es una escena que vio el director de la cinta, Matthew Parkhill, en una despedida de soltero, cuando la novia, en la celebración, según una tradición francesa, besó a un chico que le atraía. El último beso antes de dejar la soltería. La chica es Natalia Verbeke y el chico Gael García Bernal. El futuro marido es un joven tímido y retraído, que conoce a Carmen viéndola bailar flamenco en un local. Se mezclan elementos de suspense, comedia, intriga, snuff y el resultado es desolador, al ir el aburrimiento generado en aumento. Ni hace reír, ni llorar, ni emociona, ni sobresalta, sólo aburre.
Tan solo las escenas de sexo resultan medianamente creíbles.
Verbeke cogió el papel porqué era un personaje con muchos matices. De hecho pasa de la risa al llanto o de la alegría a la ira en un suspiro. Pero apenas sabemos porque esto ocurre. Sabemos que está en Londres porque huye de alguien que la hizo daño, lo que explicaría su estado actual de inestabilidad emocional. La película está rodada en inglés, y el doblaje es horripilante, haciendo si cabe más anodinas las charlas que mantienen los protagonistas, en especial el cortejo que Gael hace a la Verbeke.
Si ponemos el punto sobre la i, acabaremos diciendo que la película es un tostón insufrible, que quizás permita a Gael y a Verbeke darse a conocer en el mercado anglosajón y americano, aunque tengo mis reservas. Lo desafortunado es que lo hagan con una película tan carente de atractivo y pésima como esta.