Dirección: John Moore.
Interpretación: Dennis Quaid (Frank Towns), Giovanni Ribisi (Elliott), Tyrese Gibson (A.J.), Miranda Otto (Kelly), Hugh Laurie (Ian), Tony Curran (Rodney), Kirk Jones (Jeremy), Jacob Vargas (Sammi), Scott Michael Campbell (Liddle), Kevork Malikyan (Rady), Jared Padalecki (Davis), Paul Ditchfield (Dr. Gerber).
Guión: Scott Frank y Edward Burns; basado en un argumento de Lukas Heller; basado a su vez en la novela de Elleston Trevor.
Producción: John Davis, William Aldrich, Wyck Godfrey y T. Alex Blum.
Música: Marco Beltrami.
Fotografía: Brendan Galvin.
Montaje: Don Zimmerman.
Diseño de producción: Patrick Lumb.
Vestuario: George L. Little.
Género: Drama Aventurero Catastrofista Desértico
USA 2004
Película palomitera allá donde la haya, que trata de un grupo de “naúfragos” cuyo avión, al intentar pasar por medio de una gran tormenta de arena, acaba por estrellarse en el desierto, dejándolos en muy malas condiciones.
Bueno, no tan malas, porque tienen víveres y agua para unas cuantas semanas, armas de fuego y herramientas suficientes para construir el avión, porque es precisamente lo que tienen que hacer para conseguir salir de allí, con los restos destrozados de su avión construir uno nuevo porque claro, entre los estrellados, hay un misterioso individuo que resulta dedicarse a diseñar aviones.
Un argumento muy insulso y una historia muy forzada en un guión que de cualquier manera pone a un grupo de personas en una situación límite de la que tienen que salir colaborando a pesar de no llevarse bien y luchando contra nuevos peligros cada vez que tienen la cosa controlada.
¿Les suena de algo? Sí, esa historia nos la han contado un millón de veces. Aquí es un avión, una tormenta que lo tumba y un desierto, otras es un barco, un iceberg y una isla desierta, o una oficina, un secuestro y un edificio sellado… cambia el escenario y los actores pero la trama es la misma y los personajes igual de estereotipados para que unos se enfrenten a otros, al final se reconcilien, etc, etc. La cosa podría llegar a no estar mal si se contara con gracia, aportara algo nuevo o destacara o se distiguiera por algo, pero no es el caso.
Hay un par de escenas de esas que pretenden tener mucho contenido del tipo “te doy mi reloj. No lo merezco. Ya me lo devolverás cuando estemos en casa” alguna patética como una en la que todos se han de someter al “ingeniero jefe” o una final donde la cosa está en que puede salir bien o mal y se “mantiene la emoción”, porque no pienso decirlo, pero pueden suponer como acaba…
En fin, nada destacable, a no ser el buen reparto (que no buenas interpretaciones) que incluye conocidos nombres como Dennis Quaid, Giovanni Ribisi, Miranda Otto o Hugh Laurie, el mismísimo Dr. House.
Además, después de todo lo dicho, indicar también que es un remake de una película de 1965 de James Stewart y Richard Attemborought, por si quedaba algún agravante.
No pierdan ni un minuto viéndola.
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