En la hierba alta es la adaptación cinematográfica de un relato escrito por Stephen King y Joe Hill del mismo tÃtulo.
La pelÃcula transcurre prácticamente en un único escenario, una plantación con hierba alta, de alrededor de dos metros de altura. Un par de jóvenes van en un coche, ella embarazada, indispuesta, hacen una parada junto a la carretera y de pronto escuchan la voz de un niño pidiendo su ayuda, niño al que no ven, parapetado éste detrás de todo ese dosel verde. Es difÃcil decir no cuando nos piden ayuda de forma perentoria. Más aún cuando se trata de un niño. Asà la pareja decide internarse en la plantación. A medida que pasan los minutos van tomando conciencia de que algo anormal sucede. Frente a ellos se abre un laberinto vegetal del que no saben escapar. Una plantación que se nos presenta como un ser vivo, que late, respira, y que se alimenta de los ingenuos que con la mejor voluntad caen en su trampa.
Vincenzo Natali dirige la pelÃcula con tino, manteniendo una tensión constante, desplegándose poco a poco elementos sobrenaturales, imágenes aéreas de gran belleza, sin que falte un sinfÃn de momentos terrorÃficos. Dentro de la plantación no todo es vegetación sino que también se encuentra una piedra, que dota a la historia de un aire religioso, piedra que parece guardar relación con la iglesia próxima la plantación, al pie de la carretera. El caso es que si alguien toca la piedra parece producirse en su interior una especie de comunión vegetal con todo cuanto lo circunda, ligándolo ya de manera inexorable a la plantación, buscando ésta siempre nuevo alimento.
Con muy escasos mimbres: una plantación de hierba y merced a continuos cambios de ritmo, confundiendo al espectador y envolviéndolo con continuos saltos temporales, nos deja frente a un final que se abre a múltiples interpretaciones, y que difiere bastante del relato de King y Hill.
En la hierba alta me ha resultado una interesante apuesta de la plataforma Netflix a la que habrÃa que añadir, Calibre, La visita, o El ritual.