El otro día echaban en el Teatro Principal de Reinosa la película Las chicas de la lencería. Si otras veces el precio es de tres euros, esta vez era gratuito. Además se indicaba que se iba a proyectar en formato digital. No hubo como otras veces trailers de otras películas y el caso es que al comenzar a verla me empecé a cansar de la fotografía hipersaturada con un blanco abrasador en cada escena. Pensé que era algo de la película pero después de haberme tragado hace años unos cuantos Telesync llegué a la conclusión de que este era uno más, sólo que en pantalla grande, así que me levanté y me fui.
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