Si algún director puede entrar en mi lista de los más sobrevalorados, ese es Yorgos Lanthimos, después de ver esta su última pelÃcula, Kinds of Kindness. Una fábula, puede que reivindicativa, pero vacÃa en cuanto a coherencia.
Entre perturbadora, onÃrica y surrealista, queda claro lo que nos vamos a encontrar si ponemos el oÃdo antes de empezar la propia trama, cuando oÃmos la mÃtica canción «Sweet Dreams (Are Made of This)» de Eurythmics. Es ni más ni menos que una interpretación del popular tÃtulo lo que nos vamos a encontrar en las casi 3 horas de pelÃcula.
Y soltado asÃ, sin más, a lo bruto, sin anestesia y sin cortapisas. El director y guionista griego reparte en 3 actos independientes su interpretación de los dulces sueños que cantaba Annie Lennox (y cuya letra no daba para mucho, todo hay que decirlo).
La pelÃcula como digo se reparte en 3 historias. Iluso de mi, esperaba que en algún momento se interrelacionaran o tuvieran algo que ver entre ellas, pero no es el caso. Tienen los mismos intérpretes en las tres, pero con diferentes personajes, lo que le da otro toque un tanto desquiciante, que es el imperante en toda la pelÃcula.
Después de verla me viene a la mente una y otra vez la filmografÃa de Shyamalan y esas pelÃculas suyas en las que un giro en la trama pretende justificar la hora y media tediosa que te has tragado antes. Sólo que con Lanthimos el giro no llega. Asà que te quedas, en plan coitus interruptus, esperando encontrar sentido a lo que has visto, cuando está claro que el director no quiere dárselo y pretende dejarte asÃ. Saca tus conclusiones de la sociedad en la que vives, que yo te lo cuento a mi manera, con las ideas que me han venido de mi último y trascendente colocón y allá te las apañes.
La parte buena es que no creo que engañe a nadie que conozca al director y su forma de hacer cine. Lanthimos quiere dar un golpe sobre la mesa intentando a su manera criticar la sociedad actual en la que los valores se han perdido y la gente solo busca reconocimiento y un poco de cariño de las formas más peregrinas. Unos quieren abusar de los demás y otros dejar ser abusados.
Como la canción de Eurythmics, la pelÃcula deja una sensación muy agridulce. Por un lado, como la pegadiza melodÃa de la canción, hay que reconocer en Kinds of Kindness una fuerza en sus imágenes y en los mensajes que lanza. Pero al igual que la canción que su letra era oscura y ahondaba en la desilusión y vacÃo de la vida enfrentada a la irrealidad de los sueños, la pelÃcula también te deja un vacÃo en cuanto a lo irreverente de las acciones de sus personajes y su caminar hacia ninguna parte. Todos buscan algo, pero el hecho de encontrarlo o no, no hace mejores sus vidas. Llegar a la meta no es alcanzar la felicidad sino quedarse en un vacÃo aún mayor, necesitando buscar un nuevo objetivo o regresar a la salida para poder volver a empezar.
En lo que a las interpretaciones respecta, nada que objetar. Los personajes de cada historia son lo que son y aunque no comulgue con la propia historia, ver a este reparto pasando de un personaje a otro en cada capÃtulo, dejando grandes interpretaciones es un gran placer.
En el cao de Willem Dafoe, poco tiene que hacer para dejarnos con las piernas temblando solo con estar quieto y que le hagan un primer plano. Su esculpido rostro le viene a la trama pintiparado y es un punto más de perturbación.
Emma Stone tiene un papel pequeño en la primera historia, que va aumentando hasta ser la principal protagonista de la última. Tres papales muy diferentes. Parece ser la nueva musa de Lanthimos, en su tercera pelÃcula juntos, al que le tiene que agradecer su (segundo) Oscar por Pobres Criaturas.
Caso aparte es el de Jesse Plemons, otro rostro y forma de actuar que de por si ya te da canguelo. Me ha recordado a ese personaje de Estoy pensando en dejarlo, que se va adentrando en la rareza. Aquà hace algo muy parecido, los personajes de las 3 historias van de menos a más desquiciamiento y estos papeles le van genial a este actor.
Mención también para Margaret Qualley, que al igual que Dafoe y Stone, estaba en la anterior de Lanthimos, Pobres Criaturas. Su interpretación vuelve a ser menor, pero esta chica tiene futuro, porque últimamente no para de trabajar, empieza a ser un rostro tan común como lo fue su madre, Andie MacDowell en los 90.
Destacar también en cuanto a la banda sonora las punzantes teclas de piano que suenan en varios momentos y que subliminalmente te hace poner los pelos aún más en punta.
Si tienes ganas y has seguido un poco la trayectoria del director, seguro que encuentras muchÃsimos simbolismos en la pelÃcula. Suerte que tienes, aprovéchala, porque para mi su fuerza visual y su mensaje castigador con la sociedad no ha compensado a su insulsticia.
Y para acabar, ¿qué ha pasado con el tÃtulo? ¿las maquiavélicas mentes de los traductores de tÃtulos absurdos no se sentÃan inspirados? Para una vez que el tÃtulo no se dice en la trama y podÃan haberlo traducido sin que luego en la peli quede de pena (véase Minority Report), no se han atrevido o no han encontrado nada peor. Es una guerra perdida con ese lobby.