La chica del tren (Tate Taylor, 1996)

No sé por qué he asociado las dos últimas películas que he visto entre sí, esta La chica del tren y La mujer en la ventana y de ninguna de ellas sabía nada hasta verlas.

Lo cierto es que tienen mucho en común, desde la «resonancia» de los títulos: chica, mujer, en el tren, en la ventana. Pero además ambas están basadas en sendos bestsellers, sus protagonistas son mujeres desequilibradas, con familias rotas, que espían a los que les rodean, con asesinatos por medio y la lucha de ambas por esclarecer los hechos en contra de la opinión general.

En este caso seguimos a Rachel (Emily Blunt) en sus constantes viajes en tren al trabajo. Cada vez pasa por delante de una casa en la que ve a una mujer y sus quehaceres. Pronto descubriremos que tiene relación con esa mujer y con esa casa y sobre todo con la contigua, en la que ella vivió con su marido que acabó por dejarla ante su desquiciante alcoholismo.

Pero al igual que pasaba con La mujer en la ventana, iremos viendo que las cosas no son lo que parecen. Que Rachel, a pesar de ser una alcohólica y un desastre, quizás no sea la ruina que ella se hace. Cuando la mujer a la que cada día ve desaparece y acaba por aparecer asesinada, se lanza en busca de respuestas y encontrará cosas que no esperaba y su propia redención.

Hay que tener en cuenta que vemos la vida desde el punto de vista de Rachel, la protagonista. Aunque en secciones se nos cuente la vida de las otras dos mujeres que intervienen en la historia, ellas son complementarias para contar la historia principal. Por eso en un principio la cosa parece ir en un sentido para ir girando e ir en otro, cuando descubrimos que quizás Rachel no es como ella piensa que es.

Es una historia sobre las mujeres, sobre el alcoholismo, sobre la mentira, sobre el maltrato y muy cercana a cómo puede ser la vista de muchas personas en la actualidad. Por eso tiene mérito y te es fácil empatizar con la protagonista, por muy desastrosa que sea.

La historia es entretenida y considero que es de las películas que pasan justillas el corte de entretener y puede que nunca te vuelva a apetecer ver, pero suficiente para eso, pasar un rato.

Creo que tiene una lectura más profunda sobre todas estas cosas de las que trata, como el acoso, el alcoholismo, el maltrato o las enfermedades mentales en general, pero es algo en lo que hay que profundizar para sacar algo en claro. Como película terapéutica seguro que se usa.

Nuestra puntuación

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