Película: La hermandad.
Dirección y guion: Julio Martí Zahonero. País: España. Año: 2013.
Duración: 89 min.
Género: Suspense, terror psicológico.
Interpretación: Lydia Bosch (Sara), Manuel Tallafé (hermano Abelardo), Borja Elgea (hermano Pablo), Edi Bonet (hermano Bernardino), Felipe García Vélez (hermano Víctor), Alejandro Jornet(hermano Nicolás), José Luis de Madariaga (hermano Alessandro), Toni Isbert (hermano Darío), José María Sacristán (hermano Nadrés), Paula Bares (reportera). Producción: Gema García, Ximo Pérez y Pepón Sigler.
Música: Arnau Bataller.
Fotografía: Miguel Llorens.
Montaje: Miguel Ángel Villa.
Dirección artística: Pepón Sigler.
Vestuario: Miguel Carbonell.
Distribuidora: Olwyn Films.
Sara es una escritora de «éxito», que cuando va en su coche por el interior de un bosque, en una noche lluviosa, se despista, sufre un accidente y cuando abre los ojos se encuentra en el interior de un monasterio, atendida por los hermanos de la congregación. Siguiendo las normas de la casa espiritual, Sara, se verá recluída entre cuatro
paredes, pero como le vence su curiosidad, logrará birlarle una llave a un «hermano» y hacer una escapadita que la conducirá por los distintas estancias del monasterio: la botica, el claustro, la cripta la biblioteca, etcétera.
Los hermanos, bien sea porque no ven una mujer desde hace mucho tiempo, bien porque no están acostumbrados al trato con otras personas ajenas a la congregación, bien porque tienen un secreto oscuro que ocultar, o directamente porque son más malos que el demonio, muestran todos ellos un comportamiento siniestro, de ocultamiento, de manifiesta sospecha, lo que todavía alimenta más la curiosidad de Sara, la cual por las noches oye voces, lloros, lamentos, y ve incluso a niños que le piden ayuda, ante lo que los hermanos, al enterarse de ellos solo pueden achacar tales desvaríos a la fiebre y a los efectos secundarios de la colisión.
En un periquete Sara logrará desentrañar todo el misterio que envuelve a «La Orden de los Corregidores», a la par que los hermanos en un ejercicio de catarsis colectiva le hagan partícipe de su secretillo, lo cual le vendrá de perlas a Sara para publicar una novela de misterio titulada La hermandad, en la que narrar los hechos vividos en primera persona, que el lector dará por fictios, creyendo ser todo ello fruto de la inagotable imaginación de la sinpar escritora.
La película tiene un pase como telefilm de sobremesa, no para la pantalla grande, pues su puesta en escena es chusca y rutinaria, echando mano de cuantos recursos fáciles uno pueda imaginar. No faltan la retahíla de gritos por parte de Sara, una música inflamada y estridente que rechina en los tímpanos, un decorado horroroso de corchopan que simula ser piedra, una fotografía demasiado luminosa, cuando le que le convendría sería algo más lúgubre y tenebrista (al estilo de En el nombre de la Rosa), una interpretación, la de Lydia Bosch esforzada, pero bastante chusca, y un guión que no tiene ni pies ni cabeza, cuyo desarrollo es sonrojante, zafio y previsible, como la escena en la que Sara cae en una tinaja y sale por los pelos para luego casi por arte de magia ir a dar a otra parte del convento, y unos diálogos nada creíbles, donde Sara de manera irrespetuosa no parará de recriminar, desde su forzada llegada al convento, a los hermanos su forma de vida medieval, cuando estos lo único que han hecho por ella, es salvarle la vida, comportamiento que queda en parte ¿justificado? al saber que Sara no puede usar su móvil, ni ponerse en contacto con nadie, hasta la llegada del Cartero.
En la sinópsis leo que la historia se desarrolla en ¿Italia?. La ubicación, a fin de cuentas, es lo de menos, pero me gustaría saber si trata o no de un error, o de un horror, como lo es esta película, pero no porque de miedo, sino porque es horrorosa. Si no tenéis nada mejor que hacerla, verla, allá vosotros y vuestro tiempo perdido, pero
prefiero las pelis de Balagueró, Alfredo Montero o Bayona, que este pestiño nada original, pero muy zafio y ramplón.