Dirección: José María de Orbe.
País: España.
Año: 2006.
Duración: 95 min.
Género: Drama.
Interpretación: Aina Calpe Serrats (Noelia), Alejandro Cano (Lucas), Blanca Apilánez (Rosa), Ferran Madico (jefe), Sergi Ruiz (Nico).
Guión: José María de Orbe y Daniel V. Villamediana.
Producción: Jaime Rosales y Ricard Figueras.
Música: Stuart Earl.
Fotografía: David Valldeperez.
Montaje: Nuria Esquerra.
Dirección artística: Rebeca Comerma.
Vestuario: María Mas.
Noelia es una joven de veintipocos años que bien podría pasar por uno de los animales disecados ubicados encima del armario que hay en la habitación alquilada donde vive. Noelia tiene apariencia humana, pero no sabemos que fluye en su interior, en el caso de que haya vida.
Noelia trabaja en una gasolinera y se relaciona con otros compañeras mediante monosílabos y evasivas. No tiene familia que sepamos. No tiene ninguna amistad, tampoco ningún conocido. Vive alquilada en el piso de una mujer con la cual no se relaciona y a la que no paga el alquiler. Noelia no cocina, no se relaciona, no muestra interés por nada de cuanto le rodea. No tiene ordenador, ni móvil, ni objetivos.
Noelia se desplaza, se mueve, trabaja, duerme, sale por ahí de fiesta sola, y acaba vomitando o durmiendo junto al tronco de un árbol, a la intemperie. Su vida es intemperie. Nada la consuela, pero ella no quiere consuelo. No está indignida (hablamos del 2006), ni irritada, su trabajo de repartidora de publicidad no le suscita ningún sentimiento, positivo o negativo, Lucas, un compañero la corteja, pero ella parece estar fuera del mundo, más allá de la humanidad, de las normas de cortesía, educación y apareamiento.
Y vemos unos cuantos días en la triste, apagada y desolada vida de Noelia, para dejarla donde la encontramos, envuelta en la soledad más absoluta.
Recuerda a La Soledad de Jaime Rosales, la cual resultaba desgarradora, con una puesta en escena con la que guarda elementos comunes. La línea recta hace del mutismo una bandera, por la cual es dificil, como espectador, luchar.