Dirección y guión: James Gray.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 117 min.
Género: Thriller policiaco, drama.
Interpretación: Joaquin Phoenix (Bobby Green), Mark Wahlberg (Joseph Grusinsky), Eva Mendes (Amada Juárez), Robert Duvall (Burt Grusinsky), Tony Musante (Jack Shapiro), Antoni Corone (Michael Solo), Alex Veadov (Vadim Nezhinski), Moni Moshonov (Marat Buzhayev), Danny Hoch (Falsetti), Maggie Kiley (Sandra Grusinsky).
Producción: Marc Butan, Joaquin Phoenix, Nick Wechsler y Mark Wahlberg.
Música: Wojciech Kilar.
Fotografía: Joaquin Baca-Asay.
Montaje: John Axelrad.
Diseño de producción: Ford Wheeler.
Vestuario: Michael Clancy.
Si bien la historia no es nada nuevo el resultado lo puedo calificar de óptimo. La acción transcurre en 1988 en la ciudad de Nueva York. Bobby controla un garito donde se vende droga. Su padre, Burt y su hermano Joseph son policías y le alertan de que debe andarse con ojo pues van a ir a por ellos.
Cuando Joseph recibe un tiro a bocajarro, el mundo de Bobby se desmorona. Decide entonces cruzar la línea, dejar los negocios turbios y colaborar con la familia, a la sazón la policía. Burt actuará de bisagra entre los dos hijos, uno pendenciero y el otro fiel acatador de la tradición familiar.
El accidente de Bobby hace que la familia se convierta en una piña, pero en ese momento Bobby pasa a estar en el punto de mira de los gangster rusos que desconocen la vinculación de Bobby con sus familiares policías. A su vez Bobby constata como su vida y la de su amante Amanda (una sensual y procaz Eva Mendes) se complica cada vez más, ve como se los quieren cepillar y cree que tarde o temprano lo conseguirán.
La recreación de esos años es acertada, para lo que se localizaron los lugares menos luminosos de la ciudad neoyorquina; el Bronx, Manhattan, Brooklyn y Queens…
La buena labor interpretativa de Duvall, Phoenix y Wahlberg hace creíble y apasionante la historia familiar, porque más allá de las circunstancias policiales, del negocio de la droga, es la familia lo que está en juego, la posibilidad de enmienda, la renuncia a la tradición, la vuelta al redil, las envidias y celos entre hermanos, arropados por un amor infinito, no siempre confesado, cebado de mutismo.
Cuenta a su vez con una portentosa persecución automovilística y una atmósfera envolvente, a lo que contribuye la brillante fotografía de Joaquin Baca-Asay.
La noche es nuestra es un film que acumula en su interior muy bien cine, personajes bien definidos, una historia bien construida y narrada, interpretaciones de altura y una reconstrucción fiel de la época además de un sentido homenaje a la labor policial, de hecho su director James Gray (Little Odesa, La otra cara del crimen) se inspiró para rodar la película en una fotografía en la que se veía a un policía llorando la muerte de un compañero.