Dirección: Craig Gillespie.
Título original: Lars and the real girl
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 106 min.
Género: Comedia dramática.
Interpretación: Ryan Gosling (Lars Lindstrom), Emily Mortimer (Karin), Paul Schneider (Gus), Patricia Clarkson (doctora Dagmar), R.D. Reid (reverendo Bock), Kelli Garner (Margo), Nancy Beatty (Sra. Gruner), Doug Lennox (Sr. Hofstedtler), Joe Bostick (Sr. Shaw), Liz Gordon (Sra. Schindler), Nicky Guadagni (Sra. Petersen).
Guión: Nancy Oliver.
Producción: Sidney Kimmel, John Cameron y Sarah Aubrey.
Música: David Torn.
Fotografía: Adam Kimmel.
Montaje: Tatiana S. Riegel.
Diseño de producción: Arv Grewal.
Vestuario: Kirston Mann.
Si nos dicen que el protagonista es un tipo retraído que compra una muñeca hinchable por internet, podemos suponer que nos encontramos ante una comedia desenfadada al uso, pero nada más lejos de la realidad. Lars es timido, va a su ritmo, aparentemente no es del todo normal y vive en una caseta junto a su hermano y su mujer que esperan un bebé.
Lars un día dice que tiene visita, y resulta ser una muñeca hinchable, que atiende al nombre de Bianca. Ante esa situación su hermano Gus y su mujer Karin se ponen en manos de la doctora Dagmar la cual atribuye la conducta de Lars a un delirio. Su consejo es que lo mejor es seguirle la corriente.
Lars vive en una fría localidad, brumosa y nevada, donde está muy presente el espíritu de la comunidad, de ahí que de común acuerdo todos sus vecinos decidan ayudar a Lars, lo que le evita verse inmerso en situaciones desagradables (que por otra parte sería lo lógico si hoy en día vemos a alguien compartir su vida junto a una muñeca hinchable). Todos, incluido el párroco, acogen a Bianca con los brazos abiertos, partiendo de la base de que cada cual tiene sus propias neuras y que nada hay raro en que Lars encuentre el amor en un plástico recauchutado con formas de mujer (no es el único), que le permitirá ir abriéndose a los demás, vencer sus miedos y reticencias, fijar su atención en otras cosas que antes le resbalaban.
La película bascula entre la comedia y el drama, lo cual es bueno porque esto depara sorpresas. La historia puede derrumbarse en cualquier momento, caer en lo inverosímil, pero el trabajado guión y una labor interpretativa excelente de Ryan Gosling, hacen que no pierda fuelle en ningún momento. Nada sobre ni falta en ella y su aparente sencillez, su aspecto anodino, va calando poco a poco.
Son muchas preguntas las que podemos hacernos al verla, si es que estamos, primero dispuestos a verla, y segundo a pensar algo en ella tras su visionado. A menudo negamos y evitamos lo que tenemos delante, y hemos de recurrir a sustancias o bienes que hacen de filtro, los cuales nos separan de la realidad, de nuestros sueños y frustraciones. Muchas cosas nos sirven de escudo y nos ayudan a evadirnos de nosotros mismos, recluidos en nuestras cárceles de hormigon conectados por internet a otra gente, rehuyendo el contacto físico, un simple abrazo, que a Lars le abrasa. Al menos al principio, luego todo puede cambiar.
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