Mel Gibson dirige esta sangrante pelÃcula, y es la tercera vez que se erige como director. En este caso no actúa, lo cual es una novedad. Afronta el reto de contar lo que fueron las últimas doce horas de Jesús, desde que lo juzgan hasta que lo crucifican.
No se priva Gibson de mostrar escenas duras e impactantes, en plasmar en que consiste el ensañamiento hacia una persona con profusión de latigazos, torturas varias, puñetazos, patadas y como colofón la cruficixion sin escatimar en detalles; como el clavo que perfora la carne de las manos y de los pies, esa sangre densa que chorrea por la cruz. La cara deformada por la paliza del mártir. El realismo es total. Con eso juega Gibson ya que si la historia promete ( nada menos que llevar a la gran pantalla la vida de Jesús, todo un personaje para los millones de personas que profesan el cristianismo) muestra lo más crudamente posible el martirio que supuso esas horas en las que Jesús perdió su vida para darnos la vida eterna a los demás.
Con un presupuesto modesto ( 25 millones de dolares) y rodada en arameo y latÃn, Gibson abarrotó los cines recaudando diez veces más de lo invertido, con gente que no aguantaba el chorreo incesante de sangre y no fue capaz de verla entera. Esto generó expectación y afloraron las criticas ( de los judÃos, por su papel en la historia) y las alabanzas ( se dijo que el Papa la habÃa visto y le habÃa gustado mucho).
Todos estos dimes y diretes hicieron aún mayor la bola de nieve, e incluso el público adolescente se mostraba interesado por una pelÃcula brutal, de corte gore, semejante a una snuff movie en la cual todos sabemos que el prota, la va a palmar y el interés reside en saber las humillaciones y vejaciones que va a tener que soportar. Morbo en estado puro. Gibsón estuvo muy hábil cuando impuso que la historia se hiciese en arameo y latÃn, las lenguas que se hablaban hace dos mil años en esos parajes, por que esto no supone un pero en la historia si no que le da mayor verosimilitud y efectismo.
James Caviezel ( Jesús) está imponente. Es dificil imaginar a otro en ese papel. Le secundan Maia Morgenstern ( la madre) y la bellÃsima Monica Belluci ( MarÃa Magdalena, que aún enfundada en un traje negro riguroso que oculta todo sigue siendo siendo tan sensual como siempre). Los decorados cantan cuando se produce esa especie de terremoto al final ( fue rodada en Matera, Italia y se construyó el decorado de la ciudad de Jerusalén en los estudios Cinecittá).
La pelÃcula atrae y repele ( efecto yo-yó) a partes iguales. Gibson jugaba con esos dos aspectos cuando se propuso tamaña empresa. Al final la taquilla le ha dado la razón y ha dejado en la retina del espectador una pelÃcula que pasará a la historia por la polémica generada más que por su valor artÃstico, y es una pena, por que la pelÃcula está muy bien hecha, bien interpretada, y tanta sangre va en detrimento del resultado final.
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