Desconozco si esta pelÃcula francesa del año 2012, Le guetteur, traducida aquà como el Francotirador, se ha llegado a estrenar o no en los cines españoles. Si es asÃ, no nos hemos perdido gran cosa, porque la pelÃcula es regular tirando a mala o a rematadamente mala, por jugar con términos balÃsticos.
El tÃtulo nos saca de dudas enseguida. El protagonista es Kaminski (Matthieu Kassovitz), un francotirador, ya saben, esos hombres (¿hay francotiradoras?) que se asientan en los azoteas y tejados de los inmuebles para disparar tranquilamente, parapetados en su lejanÃa e invisibilidad.
Kaminski trabaja con un grupo de ladrones, y mientras estos delinquen, él dispara, cubriendo su retirada. La secuencia inicial, rodada en las calles de ParÃs, es espectacular, el resto del metraje tedioso, caótico y sonrojante.
Tras la pista de los ladrones está Mattei (Daniel Auteuil) un inspector, cuyo hijo fue un soldado que murió en Afganistán, con apenas 30 años. Sabremos luego que era un tirador de élite, que formaba parte del equipo de Mattei (sÃ, este es un militar retirado o desertado), que algo sucedió y que el hijo del inspector acabó muerto.
Parece que los tiros van por dilucidar si Mattei dará con Kaminski, si conseguirá echarle el guante, pero no. Por medio se cruza un médico clandestino, un asesino en potencia y en acción que lleva años matando jóvenes mujeres, cuyas acciones salen a la luz cuando un miembro de la banda es herido y acaban en el quirófano clandestino del Doctor Muerte, el cual además de sádico es avaricioso y no puede menos que devanarse los sesos buscando la manera de quedarse con tamaño botÃn.
A medida que avanza la pelÃcula el interés proporcionado por la misma se reduce a la mÃnima expresión, el guión brilla por su ausencia, las secuencias se suceden sin la menor chispa, por más violencia que halla en las mismas, se van mezclando distintos géneros (cine negro, bélico, gore, atracos, asesino en serie), escenas vistas o intuidas en otras pelÃculas similares y de ese batiburrillo de esa mezcla tan alocada, no sale nada bueno, salvo la palabra fin, que da conclusión a la pelÃcula.
Si el cine francés brilla a veces a gran nivel, ofreciendo pelÃculas de acción consistentes, profundas y equilibradas, en otras ocasiones, el resultado como acontece con Le Guetteur, es una pelÃcula huera, simplona, epidérmica, previsible, pretenciosa e insignificante, donde no hay emoción, ni suspense alguno.
La dirige Michele Placido, responsable de la estupenda Romanzo Criminale, y su hija es Violante Placido, que da vida en el film a Anna, cuyo rostro os sonará de haberla visto en El americano, junto a George Clooney.