Dirección: Javier Rebollo.
Reparto: Michaël Abiteboul (Léon), Lola Dueñas (Dolores), Carmen Machi (Carmen), Lucienne Deschamps (Madre de Léon).
Guión: Lola Mayo y Javier Rebollo.
Producción: Jérôme Vidal, Damián París, Pedro Pastor y Piluca Baquero.
Fotografía: Santiago Racaj.
Montaje: Ángel Hernández Zoido.
Dirección artística: Miguel Ángel Rebollo y Rafa Jannone.
Vestuario: Inma García e Inés Liverato.
Francia, España, 2006
León es un tipo solitario de costumbres que vive cuidando de su anciana madre, sin trabajar, leyendo la correspondencia que roba a sus vecinos y pasando los días en la estación, viendo como la gente va y viene.
Al fallecer su madre se sale de la rutina de tener que cuidarla, pero no de su soledad y sus costumbres. Entonces aparece en su vida una vecina, Dolores, o más conocida como Lola, una española a la que ve en los anuncios de teléfonos eróticos de la televisión y que ocasionalmente pasa a pedirle alguna cosa.
Desde ese momento ella se convertirá en el objeto de su deseo. Espiándola a través del correo que le lee sabe de sus datos personales y siguiéndola va apuntando en su cuaderno todos los pasos de ella, sus costumbres y sus aficiones.
El círculo se cierra en la historia cuando él tiene que cuidarla a ella, tras quedar en estado vegetativo, como una especie de sustitución de la madre. Él la atiende con la misma parsimonia de siempre, y sigue con la misma vida, volviendo a cuidar de otra persona y sin muchos sobresaltos en sus rutinas.
Lo que sé de Lola es el retrato de una obsesión, la de un hombre solitario que ante lo sosa que es su vida se dedica a vivir la de otros. Ni siquiera a vivirla, simplemente a observarla. En este caso su principal objetivo es el personaje de Lola (Dueñas) que es una buscavidas, una mujer que hace lo que sea para conseguir dinero e ir tirando.
León la ayuda en ocasiones, sutilmente, pero siempre manteniéndose en el anonimato, espiando todo lo que hace, pero sin decirle nada, organizando su vida en función de lo que ella hace, incluso viajando allí donde ella va y, eso sí, apuntando todo lo que hace.
Al ser León el protagonista, el personaje de Lola es un personaje pasivo, es el objeto de las atenciones de León, pero es la historia de él la que se cuenta. Ella es solamente una variable en su vida, como lo es la madre que fallece. Él se adapta a todo lo que va sucediendo, pero siempre siguiendo sus marcadas rutinas.
A esta película yo le encuentro formato de documental, como esos de la 2, en que están siguiendo a un grupo de animales y da igual que se les mueran de hambre las crías o que tengan que andar de un lado para otro, los cámaras graban, pero no intervienen.
Creo que el hecho de que a alguien le pueda gustar más o menos esta película dependerá mucho de su estado de ánimo. Es una película muy lenta, y según te pille te puedes quedar enganchado con el (insulso) mundo interior del protagonista o te puede sacar de quicio tanta pamplina para nada. Ahí están por ejemplo los casos de Kaurismaki (Un hombre sin pasado) o Sofía Coppola (La vírgenes suicidas, Los in translation, María Antonieta, esta última algo más movida), cuyas películas son lentas también, pero por ejemplo a mí, personalmente, me gustan más que esta.
Y tratándose de Lolas, es la antítesis de otra película con Lola en el título, pero con mucha más marcha: Corre, Lola, Corre, donde la protagonista corría todo el rato para arriba y abajo. Aquí es lo que te dan ganas de decirle a la prota. Tía, corre un poco, muévete, pero sobre todo dan ganas de decírselo a él, que es más parado que un gato de porcelana.
Y aunque hay que decir que la monotonía de la vida de León está excelentemente plasmada en la película, eso es lo malo, que sus 2 horas de duración la convierten en tediosa, porque nunca pasa nada. Una y otra vez se repiten las mismas escenas: él sentado en la estación, él sentado en el bar, él sentado en la cocina, él sentado en la cama, él sentado en el coche…
En definitiva, Lo que sé de Lola es una película extraña. Tiene poco diálogo (está rodada en francés, con parte en español), pero quitando la voz en off del protagonista, tiene muy pocos diálogos. Casi todo se basa en la (inexpresiva) interpretación del actor protagonista y en las andanzas de Lola Dueñas, que aunque sí es un personaje con más acción, es una tercera persona en la trama, como decía antes, ya que la vida de él se basa en la de ella, pero de forma secundaria, porque da igual lo que haga.
Los protagonistas son la excepcional actriz Lola Dueñas, a la que hemos visto en películas mucho mejores que esta (Volver, sin ir más lejos) y que siempre suele gustarme en sus mujeres a menudo con una alta carga social. Él es el francés Michael Abiteboul, de larga carrera, aunque para mí desconocido. Ha participado en películas como Manderlay, y espero que tenga más actividad en otras, porque con 3 películas con el ritmo de esta puede acabar por quedarse catatónico.
Como la película es una coproducción hispano-francesa, en el reparto hay algún otro rostro conocido del cine español. Destaca en un papel secundario Carmen Machi, la popular Aída de la serie televisiva.
En cuanto al director, Javier Rebollo, como estreno en largometraje (ojo, no confundir con el otro Javier Rebollo, el de Locos por el Sexo o Marujas Asesinas), no sé como interpretarlo. Ha dejado marcado su estilo, no parece mal director, los encuadres y la forma de rodar son de manual, no se puede decir que estén mal, pero no tiene originalidad. Sólo falta que lo rubrique con un argumento que realmente merezca la pena, porque la película está muy bien rodada (supongo que ir a San Sebastián y la nominación al Mejor Director Novel en los pasados Premios Goya lo avala. Lola Dueñas lo estuvo también, pero por Volver). Si ha querido transmitir la monotonía de la vida de este personaje, lo ha logrado. Ahora sólo falta ver si sería capaz de transmitir otras sensaciones en nuevos trabajos.
Es curioso que en la película haya una Lola actriz, una Lola personaje protagonista y una Lola coguionista junto al director. De Lola a Lola y tiro porque me mola.
La curiosidad para acabar: una escena al final en que el tío se marca una coreografía al inconfundible estilo Leonardo Dantes, algo cuanto menos curioso.
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Coincido plenamente. ¿Puedes recomendarme alguna película española que esté bien?