Luces al atardecer crítica película

Luces al atardecer cartel películaDirección y guión: Aki Kaurismäki.
Países: Finlandia, Alemania y Francia.
Año: 2006.Duración: 80 min.
Género: Drama.
Interpretación: Janne Hyytiäinen (Koistinen), Maria Järvenhelmi (Mirja), Maria Heiskanen (Aila), Ilkka Koivula (Lindholm), Sergei Doudko, Andrei Gennadiev, Arturas Pozdniakovas, Matti Onnismaa, Sulevi Peltola, Antti Reini, Heikki Heimo.
Producción: Aki Kaurismäki.
Fotografía: Timo Salminen.
Montaje: Aki Kaurismäki.
Dirección artística: Markku Pätilä.
Vestuario: Outi Harjupatana

Luces al atardecer cierra la trilogia iniciada con ‘Nubes pasajeras’ (‘Kauas pilvet karkaavat’, 1996) y que continuaba la anterior película de Kaurismäki: ‘Un hombre sin pasado’ (‘Mies vailla menneisyyttä’, 2002).

Al igual que en Nubes pasajeras, el protagonista de la cinta lo pasa mal. Koistinen es un hombre quizá demasiado ingenuo, que colabora involuntariamente en el robo de una joyería de la que él es el vigilante y que luego voluntariamente, se deja hacer, y encerrar un año, al hallarse parte del botín en su casa.

De nuevo nos encotramos ante la esperanza de prosperar, de ser su propio jefe, hasta que Koistinen cae en las redes de una mujer que lo seduce y lo manipula, dejándolo en la estacada, sin trabajo, sin amor, sin dinero y entre rejas.

Como es habitual en Aki Kaurismäki, sus personajes afrentan los problemas sin inmutarse, personas impávidas que muestran el mismo semblante a las duras y a las maduras. No hay contacto físico, besos, abrazos, chanzas, sino un ambiente descarnado y hostil, tanto como el austero piso de Koistinen y las desangeladas calles de Helsinki que Kaurismäki muestra, más allá del fasto y el oropel que encierra una ciudad cosmopolita, centrando su atención en la zona portuaria y en un paisaje acerado y desértico (desierto urbano en todo caso).

koistinen y MirjaEl ritmo narrativo es sosegado, pero no sobra nada, prima la concisión, ni 80´de duración, donde ver las desventuras de Koistinen que pareciera moverse no ya sobre asfalto, sino sobre aguas movedizas, dado que cada paso que da lo va hundiendo cada vez más, en una autodestrucción de la que ni si quiera su amiga puede rescatarlo.

Lo que más angustia no es ya la desventura de Koistinen sino su frialdad, ese encajar los golpes con entereza, en silencio, en un ejercicio de contención cartujiano. De nuevo Aki Kaurismäki muestra que la sociedad moderna es algo más que consumo, ruido y algarabía, que aún hoy en el primer mundo en ciudades como Helsinki hay perdedores que ven como sus sueños se rompen a cada paso que dan, sueños cuyos pedazos no pueden reconstruirse porque para ellos casi todos los días son domingo y está todo cerrado.

Luces al atardecer estuvo nominada como mejor película de habla no inglesa en los Oscar 2007

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