Naissance des pieuvres (2007) Céline Sciamma

Naissance des pieuvres Título original: Naissance des pieuvres (Water Lillies)
País: Francia
Año:2008
Productora: Koch-Lorber Films
Director: Céline Sciamma
Guión: Céline Sciamma
Reparto: Pauline Acquart (Marie), Louise Blachère (Anne), Adèle Haenel (Floriane), Warren Jacquin, Serge Brincat, Jérémie Steib
Vestuario: Marine Chauveau
Música: Jean-Baptiste de Laubier
Fotografía: Crystel Fournier

Con un puñado de adolescentes quinceañeros y algún adulto ocasional, la directora Céline Sciamma, en su «opera prima» describe los tormentos que pasan los jóvenes en los albores de sus relaciones amorosas. Con el miedo y frustraciones como argumento, no son capaces de mostrar sus sentimientos libremente, así que nada es como desean.

La protagonista es Marie, la cual está enamorada de Floriane, una joven muy atractiva, deseada por los hombres de todas las edades, que no hace nada por desdecir a esos que la llaman «putita«. En el fondo, como pasaba con la protagonista de Lila dice, a Floriane se le va la fuerza por la boca, y practica mucho el sexo de palabra, porque a la hora de la verdad, está tan verde, como todos en nuestra primera vez.

Marie Anne y FlorianeEl triángulo lo cierra Anne, una amiga de Marie de toda la vida, la cual está rellenita y sufre por ello, mientras suspira por un joven nadador. Marie acechará a Floriane, y ésta que practica natación sincronizada, se dejará querer, permitiendo que Marie la acompañe a distintos campeonatos, seduciéndola, besándola y apartándose, mientras Marie traga saliva y respira para no colapsarse.

El tema presente es el de los anhelos y las frustraciones. Las niñas, de quince años, viven en su mundo particular. La madre de Anne trabaja de noche, y en cuanto a Floriane y Marie, no vemos un familiar de ellas en toda la película. En cuanto a los hombres, tanto los adolescentes, como los más mayores sólo quieren acostarse con Floriane, así que el género masculino queda reducido a una especie animal siempre dispuesta para el acoplamiento (no sé si en esto tedrá algo que ver la orientación sexual de la directora).

Esas urbanizaciones desérticas en las que viven las protagonistas, a las afueras de París crean una atmósfera asfixiante, tanto como lo es un amor no confesado. A pesar de su sencillez y de un guión magro en cuanto a diálogos y contenido, atesora momentos memorables, y una sensibilidad en determinadas escenas, con las que es fácil identificarse, ya que no es un amor lésbico o hetero lo que está en juego, sino simplemente el doloroso y nunca fácil «despertar sexual«, en tres palabras: la vida misma.

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