Reparto:
Mihai Smarandache (Adrian)
Belén Cuesta (María)
Ariadna Gil (Mercedes)
Luis Bermejo (Rafael)
Manuel Bandera (Carlos)
Año: 2019
Duración: 110 min
País: Rumanía
Dirección: Tudor Giurgiu
Guion: Tudor Giurgiu y Marin Mălaicu-Hondrari
Fotografía: Marius Panduru
Música: Julio de la Rosa
Recuerdo haber visto en una faja promocional de unos libros de Bolaño, no sé si en el 2666, Los detectives salvajes o en sus Cuentos que Patti Smith afirmaba que le gustaría aprender castellano para poder leer a Roberto Bolaño en su lengua madre.
Adrian, es un rumano que a comienzos del siglo XXI viene a buscarse la vida a España y cuando le interpelan que por qué está aquí, en España, en Córdoba, trabajando como vigilante de un concesionario, que tiene los días contados, dice haber venido a España a leer a en original a autores como Roberto Bolaño.
Adrian es escritor y como Bolaño, cuando éste curró como vigilante nocturno en el Camping Estrella de mar, (solo la radio cruza el silencio/ magníficas nubes magnífico aire/ voces lejanas que compartí/ contigo Canciones/ que bailamos hace mucho/ cuando ninguno tenía, 20 años/ éramos menos pobres y menos serenos/ que hoy/ magníficas nubes magnífico aire/ dulce estilo nuevo de la primavera/ 10 grados sobre cero/ a las 6 a. m) las horas muertas las dedica a la escritura y a la lectura de poetas locales como Carlos Edmundo de Ory, el poeta que al morir no salió en los telediarios.
Adrian tiene como jefe a Rafael (Luis Bermejo cumple con creces en su rol de hombre al que todo se le va de las manos sin remisión) el cual es un desastre con los negocios está hasta arriba de deudas y en proceso de divorcio de Mercedes (qué bueno es ver a Ariadna Gil de nuevo, a pesar de que su papel no es principal). Adrian pernocta en uno de las autocaravanas del parking, recibe 300 euros como emolumentos mensuales, y después de llevar allí seis meses su situación no le resulta de momento asfixiante. Un día Adrian debe coger una furgoneta y entregarla en Candás, en Asturias. De esa manera y después de una noche de farra conoce a María (Belén Cuesta) que toca el bajo en un grupo y de la cual se enamora perdidamente.
Como comentaba Álex Chico en su novela Los cuerpos partidos, a menudo los emigrantes llevaban una doble vida amorosa, así Adrian parece tener una mujer en Rumanía, si bien no se explaya mucho sobre ello cuando sale el tema. María parece encontrar en Adrian algo que no sabe si será su salvación o su condena, y solo hay una forma de salir de dudas.
Uno de los puntos fuertes de la película es el guion escrito a cuatro manos entre Tudor Giurgiu y Marin Mălaicu-Hondrari. Tudor es a su vez el director. Un guion en el que importa tanto lo que se dice como lo que no se dice, que plasma muy bien la soledad, e indefensión, que experimenta Adrian (Mihai Smarandache transmite a su personaje toda su nobleza, inocencia y esperanza) en una tierra extranjera, sin familia, ni amistades, aprendiendo el castellano a la carrera ( con la lectura y la radio) , sintiéndose objeto de las miradas ajenas, desconfiando de quien tiene cerca, pues como tiene ocasión de comprobar falta muy poco para que enseguida le arrecien calificativos despectivos que tienen que ver con su lugar de origen, incluso por boca de aquellos que en teoría le aprecian como María o Rafael.
Todos, tanto Rafael, María, Adrián o Mercedes deben lidiar con una realidad hostil, que solo puede ser aliviada con el amor, en todo caso precario, inestable, indomable, pero necesario. Esa es la única opción, el contrapeso necesario y oportuno a las ideas suicidas de Adrian, su tabla de salvación, la ola buena con la que arribar a otras playas.
El buen cine tiene la obligación de incomodar y desasosegar (la banda sonora de Julio de la Rosa es puro clímax) y Parking (que he visto en Filmin) se nos ofrece portentosa.