Sentimental se publicita como una comedia orgásmica. No es para tanto. Más que abundar en la comedia el protagonismo lo adquiere el drama, que es lo que hay debajo de tanta gracieta. La historia transcurre en el lapso de unas pocas horas en una casa. Un matrimonio (Julio y Ana) en crisis, invita a otro pareja (Laura y Salva) del inmueble a picotear algo en su casa.
Son evidentes las desavenencias en el matrimonio de Julio y Ana. Julio no quiere que sus vecinos vengan a su casa. Quiere preservar su intimidad, y le incomoda bastante los ruidos que sus procaces y gozosos vecinos profieren por la noche cuando hacen el amor. La primera media hora es un constante lanzarse puyas en ambas direcciones entre Julio y Ana. Julio devuelve los golpes empleando el sarcasmo.
Tras mucho tira y afloja finalmente hacen aparición Laura y Salva. Él, bombero, ella psicóloga. La pareja actúa de testigo de la mala relación que existe entre Julio y Ana, sus continuos reproches, que se ven azuzados ante la propuesta que Laura y Salva les plantean, propuesta que pone en evidencia, sus miedos e inseguridades, y lo que es más importante, la fortaleza, o la falta de la misma, de la relación.
El gran punto fuerte de la película es el guión, y los actores, tanto ellos como ellas están espléndidos: Javier Cámara, Alberto San Juan, Belén Cuesta, Griselda Siciliani. Los gags funcionan, la historia resulta divertida, curiosa, hilarante, Pero como decía antes, lo que hay encima de la mesa es el drama de una relación que se va a pique, una más, nada especial, hoy que el amor es líquido y la mitad de las parejas se separan.
Lo interesante aquí es ver hasta dónde está dispuesto a ahondarse en la película, si serán los personajes capaces de quitarse la máscara y asumir el vacío que los rodea, una vez que han tocado fondo, que las cartas están ya sobre la mesa y él sarcasmo es ya una mueca triste, en el caso de Julio y Ana. Superada esa línea la película gana mucho y ofrece entonces, no tanto una comedia orgiástica como una situación insoslayable con la que hay que lidiar, sí o sí.