Dirección: Steve McQueen.
PaÃs: Reino Unido. Año: 2011. Duración: 97 min.
Género: Drama.
Interpretación: Michael Fassbender (Brandon), Carey Mulligan (Sissy), James Badge Dale (David), Nicole Beharie (Marianne), Hannah Ware. Guion: Steve McQueen y Abi Morgan. Producción: Iain Canning y Emile Sherman.
Música: Harry Escott.
FotografÃa: Sean Bobbitt.
Montaje: Joe Walker.
Diseño de producción: Judy Becker.
Vestuario: David C. Robinson. Distribuidora: Alta Classics.
Al inicio vemos a un joven de unos treinta y pico años en pelota picada saliendo del catre tras haber tenido una relación sexual de pago. Luego vemos que esto lo realiza con frecuencia. Nada tiene esto de extraño habida cuenta que cada dÃa en el mundo se realizan millones de transacciones sexuales. Luego vemos que el protagonista, un tal Brandon, tiene un problema con el sexo, que no puede pensar en otra casa, y que lejos de aliviarlo, el sexo como adición, lo lleva cada dÃa que pasa al borde del precipicio.
A esa tendencia autodestructiva, se suma para empeorar las cosas la presencia en su apartamento de su hermana Sissy, la cual es muy diferente de Brandon. Si el primero es aseado, limpio, cuidadoso, meticuloso, ordenado, etcétera, su hermana es todo lo contrario lo que propicia los roces. Esto es solo la punta del iceberg, porque entre ellos pasó algo. En su juventud Sissy buscaba la muerte y ahora, unas décadas después sigue queriendo destruirse, lo cual en nada a ayuda a la salud mental de Brandon, quien poco a poco irá cayendo en una senda de autodestrucción, de perdida de valores y referencias que le harán entrar en barrena.
El director, Steve McQueen que ya contó con Michael Fassbender en su estupendo anterior trabajo Hunger, plasma con elegancia esa bajada a los infiernos, porque el problema de Brandon no es sexual, sino que éste ha perdido la capacidad de sentir, de emocionarse, y cuando en raras ocasiones esto le sucede, cuando una lágrima por ejemplo aflora en su rostro al oÃr cantar a su hermana en un local la canción New York, New York, no está a gusto, porque siente que esa no es su verdadera naturaleza, y esto le contrarÃa. Lo mismo le sucede en el affaire que mantiene con su compañera de trabajo. Cuando esta le ofrece besos, caricias, abrazos, palabras, cariño en definitiva, él no coge el tono, no logra la erección deseada porque necesita lo impersonal de una prostituta, lo mecánico del sexo retribuido, aquello que logra mantener bajo control y una relación amorosa es otra cosa, porque todo está por descubrir, y ahà precisamente lo mágico y subyugante de la misma.
Fabuloso Fassbender en su papel. Él solito carga con el peso de la historia secundado por Carey Mulligan también brillante. Lo más relevante de esta pelÃcula en mi opinión es lo bien definido que queda explicitado el vÃa crucis del protagonista, como el director con acierto plasma el sexo, no como un disfrute para el protagonista, sino como una condena, como una adicción más, como ese último trago que nunca es el último, mediante unas escenas que lejos de excitar provocan tristeza y desolación, como el plano con la cara de Brandon, mientras hace un trÃo, sufriendo, un rostro descompuesto que cuesta reconocer.