Stella cadente o candente es la primera pelÃcula de ficción de Lluis Miñarro.
Luis Miñarro es un productor que se ha caracterizado durante todos estos años por sacar adelante pelÃculas raras, singulares, extrañas, que encuentran difÃcil acomodo entre el gran público, y que de no existir tipos como él, serÃan abortos de pelÃculas cogiendo polvo en algún cajón. PelÃculas como cuales os preguntaréis. Ahà van: Honor de cavallerÃa, El muerto y ser feliz, En la ciudad de Sylvia, entre otras muchas.
DecÃa antes lo de candente porque la pelÃcula muestra algunas cuantas escenas subidas de tono, como pueden ser unos planos frontales de un pene, un encuentro homosexual, o la masturbación que el secretario de Amadeo lleva a cabo con un melón, que luego irá a parar a la mesa del Rey.
La pelÃcula es una visión muy particular de lo que pudo ser el reinado de Amadeo de Saboya, que para los menos doctos en Historia, decir que fue rey de España entre 1871 y 1873.
Amadeo llega a España después de que fuera expulsada del trono Isabel II, avalado por el General Prim, el cual poco después serÃa asesinado. Se inicia la pelÃcula con la insistencia de Amadeo de ir a ver el cadáver de su valedor. Amadeo llega con muchos planes de futuro, pero las circunstancias mandan y al poco lo vemos enclaustrado entre los muros del castillo, sin salir apenas al exterior, acompañado de su secretario, abatido, triste, aislado, melancólico, luchando contra gigantes, unos gigantes que vendrÃa a ser la idiosincracia de los españoles, a los cuales es difÃcil o imposible gobernar, afanados estos en guerras intestinas, entre republicanos y monárquicos, en años convulsos en los que Amadeo como Rey, veÃa sus funciones regias reducidas a firmar los documentos que le ponÃan sobre la mesa, sin lograr sacar adelante ninguna de las brillantes ideas que tenÃa en la cabeza a su llegada.
A fin de aliviar su soledad vendrá de visita de Italia MarÃa Victoria, su mujer, la cual se irá descorazonada, poco después, al comprobar el estado de postración en el que se halla su marido, sin capacidad de respuesta, triste ella, al ver a su hombre convertido en un tÃtere de la Historia.
El actor que da vida a Amadeo (la stella cadente del tÃtulo, esa estrella fugaz) es Alex Brendemühl, especializado en papeles rarunos, brillante en la piel de Amadeo, pues transmite bien su desubicación, su tristeza e impotencia ante lo que le rodea y condiciona su reinado. En papeles menores Lola Dueñas y Bárbara Lennie, como amante y esposa, respectivamente, de Amadeo.
La pelÃcula es un cajón de sastre donde se mezcla lo histórico decimonónico, con otras escenas eróticas voluptuosas, con momentos pop musicales, con declamaciones teatrales, con fotogramas pictóricos (algunos fotogramas son óleos audiovisuales).
Todo esto como espectador te puede descolocar al salirse Miñarro de lo convencional, pero al mismo tiempo reverdece y oxigena nuestro cine, por lo que tiene de arriesgado, de singular, de independiente, aventurándose por otros caminos, por otras maneras de trabajar la imagen y el texto.