Dirección: Jon Harris.
PaÃs: Reino Unido.
Año: 2009.
Duración: 88 min.
Género: Terror.
Interpretación: Shauna MacDonald, Natalie Jackson Mendoza, Krysten Cummings, Gavan O’Herlihy, Douglas Hodge. Guión: J. Blakeson, James McCarthy y James Watkins. Producción: Christian Colson e Ivana Mackinnon. Música: David Julyan.
FotografÃa: Sam McCurdy.
Montaje: Jon Harris.
Diseño de producción: Simon Bowles.
Vestuario: Nancy Thompson.
Si The descent, la pelÃcula precedente me gustó y mucho, ésta apenas me ha gustado. La primera lograba mantener la tensión y en especial el encuentro con las bestias que moraban en el interior de las cuevas era terrorÃfico. Esta segunda parte es la tÃpica producción donde se trata de rentabilizar algo que dio buenos resultados, tirando del hilo sin orden ni concierto, con muchas ganas de hacer dinero pero visto lo visto, con muy pocas ideas.
En la primera parte, del grupo de chicas veÃamos como una de ellas Sarah, salÃa el exterior con vida. Pues bien, tras llegar a una carretera, un señor la recoge en una furgoneta para ser poco después hospitalizada. No recuerda nada. La policÃa, mientras, anda buscando a las chicas desaperecidas, y sin tiempo de que Sarah se recomponga de lo sucedido, el alguacil le hace ponerse el mono de trabajo para volver al mismÃsimo infierno; las entrañas de la tierra, de la que hace pocas horas ha sido parida. Asà que a Sarah le acompañará un grupo de rescate de lo más pardillo, y dos policÃas que sobre su uniforme se ponen el traje de espeleólogo, y !ala! a funcionar, sin que tengan mucha pinta de haber pisado nunca una cueva.
Dentro de la cueva, se sucederán las cosas como están previstas. Sarah recordará que allà abajo vivÃan unos animales con aspecto de simio pero con cartÃlagos en lugar de pelo, de uñas afiladas que cortan la carne, como la tijera el papel y a quienes les gusta la carne humana muy poco hecha, más que a un ministro su cartera. Toca por tanto sobrevivir. No falta tampoco alguna sorpresilla que otra para darle algo de vidilla a la historia.
Si la primera parte no era nada ñoña, esta segunda lo es menos todavÃa, y las mujeres exacerbadas por el hálito de la muerte que las ronda, se dejan arrastrar por una espiral de violencia, que las precipita hacia la enajenación, una vez bañadas o bien en excrementos o en sangre ajena, con unos momentos gore de lo más salvaje.
El final, es lo mejor de todo, porque ahà el guionista se luce, para dejar la historia bien atada, aunque nunca se sabe, pues la resurrección siempre queda abierta en esta clase de pelis.