Dirección: Tom Tykwer.
PaÃs: USA.
Año: 2009. Duración: 118 min.
Género: Thriller, acción.
Interpretación: Clive Owen (Louis Salinger), Naomi Watts (Eleanor Whitman), Armin Mueller-Stahl (Wilhelm Wexler), Ulrich Thomsen (Jonas Skarssen), Brian F. O’Byrne (el asesor), Michel Voletti (Viktor Haas), Patrick Baladi (Martin White), Jay Villiers (Francis Ehames), Fabrice Scott (Nicolai Yeshinski), Haluk Bilginer (Ahmet Sunay), Alessandro Fabrizi (Alberto Cerutti).
Guión: Eric Warren Singer.
Producción: Lloyd Phillips, Richard Suckle y Charles Roven.
Música: Tom Tykwer, Johnny Klimek y Reinhold Heil.
FotografÃa: Frank Griebe
Nos encontramos ante otra pelÃcula tipo Syriana donde la acción transcurre a lo largo y ancho del planeta, en diversas ciudades, donde las grandes corporaciones mueven los hilos del mundo, amasando grandes fortunas y financiando y gestionando la deuda de los conflictos armados que ellos generan (como lo que sucede en Irak con los proyectos de reconstrucción del paÃs que primero destrozan y luego arreglan generando beneficios astronómicos para ciertas empresas).
Los protagonistas son Salinger, un agente de la Interpol y Eleanor la Ayudante de un fiscal que tratan de resolver la muerte de un compañero. Un Banco Alemán parece estar detrás del asunto y los agentes se afanan en sacar a la luz tácticas poco éticas. Tras la reunión que ambos mantienen con Calvini, polÃtico con aspiraciones presidenciales, la cosa queda más o menos clara, una vez que sepan de qué va el asunto y cómo se verá poco después, de lo que son capaces de hacer, pues Calvini es ejecutado mientras da un mitin en Milán.
La pelÃcula ni derrocha efectos especiales, ni ofrece persecuciones alocadas, ni torturas dantescas, ni nada parecido, dado que todo sucede dentro de un orden, donde los agentes, se mueven como marionetas a los que les hubieran cortado las hilos y apenas pudieran esbozar una leve mueca, ante una situación que lejos de solucionar apenas logran aprehender.
La duración de la misma, casi dos horas, su ritmo calmo y pausado y la escasa acción ofrecida propicia más el letargo que otro sentimiento y si bien Clive Owen está bien en su papel, (aunque corre el riesgo de encasillarse en el rol de hombre rudo y desaliñado) en la piel de un ser común que trata de ir contra el sistema, dispuesto a dar la vida si es preciso, con ojeras de caballo, tras no dormir durante semanas y un rostro crispado en cada momento, el resto resulta tan aséptico, como deben ser la órdenes de ejecución que dan estos criminales de guante blanco que controlan el mundo y el de los que viajamos a bordo.
Cierto, la pelÃcula es Internacional pues son diferentes los escenarios en los que acontece, en diferentes ciudades europeas y asiáticas, como BerlÃn, Milán o Istambul. No pasa nada porque haya poca acción pero en ese caso deberÃan primar los diálogos, la carga polÃtica, el tono de denuncia y todo esto se reduce a un mero enunciado sin entrar en profundidades.
Apuesta fallida, cuya premisa e intenciones se diluyen en distintos escenarios provocando muy pocas emociones en el espectador, al menos en mi caso.
Para sacarnos del letargo nos dan algo de vidilla con un tiroteo de quince minutos en el Guggenheim (en un decorado que lo recrea, claro está) bastante espectacular.
El elenco incluya caras más o menos conocidas como la del actor danés Ulrich Thomsen (Hermanos) o Armin Mueller-Stahl Promesas del Este
Para aquellos interesados en teorÃas conspiratorias pueden entretenerse leyendo El Club Bielderberg, que es de la misma cuerda.