Dirección: Michael Radford.
País: Reino Unido.
Año: 2007.
Duración: 108 min.
Género: Thriller.
Interpretación: Michael Caine (Sr. Hobbs), Demi Moore (Laura Quinn), Joss Ackland (Milton Ashtoncroft), Lambert Wilson (Finch).
Guión: Edward A. Anderson.
Producción: Mark Williams y Michael A. Pierce.
Música: Stephen Warbeck.
Fotografía: Richard Greatrex.
Montaje: Peter Boyle.
Diseño de producción: Sophie Becher.
Vestuario: Dinah Collin.
Nos hallamos ante una película de atracos poco convencional. El objeto a sustraer son diamantes. Los atracadores no son gente de mala ralea, sino un limpiador octogenario y una empleada despechada, que ve como a pesar de sus ímprobos esfuerzos, estos no son para nada recompensados, siendo otros los ascendidos en su lugar.
El método de sustracción es de una inteligencia inusitada al igual que el destino que se dará al botín obtenido. En los papeles protagonistas Michael Caine, el cual a estas alturas de su carrera es imposible verlo en un mal papel y está brillante como siempre (valga la redundancia). A su lado Demi Moore, la cual al igual que Sharon Stone o Kim Bassinger, van posando su belleza y poco a poco van ofreciendo buenas interpretaciones, aquí se atisba una mujer fatal, guarecida por trajes oscuros y monjiles.
En lo demás predominan los ambientes límpidos, inmaculados, en los que se cierne la trama, las luchas de poder, los recovecos empresariales, las posiciones dominantes, la inhibición de las aseguradoras y la ejecución de un golpe certero, inopinado que burla las incipientes cámaras de seguridad que tratan de preservar los diamantes de posibles hurtos.
Su título original, Flawless, viene ser sin imperfecciones, traducido al castellano como Un plan brillante, aprovechando que la historia habla sobre ellos. No hay mucho más allá del robo, se habla algo de esos países africanos de los que provienen esos diamantes sangrientos, el papel de los rusos en las negociaciones, y poco más. Quizá sea ahí donde se echa algo más de consistencia y mahor ahondamiento en esos temas, como ha hecho la reciente Diamanta de sangre, a pesar de buscar el espectáculo más que la crítica.
Al final nos queda un plan maestro, rodado con tono aséptico, formalmente impecable, con actuaciones correctas. No es mucho pero al menos no tienes la sensación de haber tirado seis euros.