Shane Carruth dirigió Primer. Ahora vuelve con Upstream Color. Si la otra era rara, ésta lo es elevada a la enésima potencia. Shane además de dirigirla se encarga del guión de la fotografÃa, montaje y producción, además de ser también el protagonista.
¿De qué va Uspstream color?. Ni idea. Asà que hablamos de algo atmosférico, conceptual, sensorial, un cine que no se aprehende desde un relato fÃlmico. Ese tipo de cosas que decimos cuando no nos hemos enterado de nada de lo que hemos visto y no porque no haya estado atento, sino porque Shane Carruth no quiere ponérnoslo nada fácil, más bien al contrario. Lo único que tengo más o menos claro es que un fulano coge gusanos y les mete sustancias y luego se las ingenia para que esos gusanos acaben en el organismo de sus vÃctimas, las cuales acaban perdiendo la voluntad, siendo sometidas sin reticencias por El Señor los gusanos, que los somete y luego los desvalija. Esto lo hace con una mujer, la cual sobrevive de milagro, pero que se queda más para allá que para aquÃ. Luego ella conoce a un chico en el metro, que parece haber vivido una experiencia similar y entonces todo resulta muy onÃrico, al tiempo que vemos como un señor que tiene una granja con cerdos, se convierte en algo parecido a Dios, creador de una religión porcina, a la que la chica debe poner fin si quiere sobrevivir.
El libro, Walden de Henry David Thoreau tiene una presencia importante, porque la chica en su encierro forzado se ve obligada a transcibirlo, de tal manera que luego se lo sabe de memoria.
Me maravilla que una pelÃcula de estas caracterÃsticas, toda una rareza, salga adelante y pueda estrenarse en un cine y reciba el visto bueno de la crÃtica, y yo ahora la esté comentando.
No sé si me ha gustado porque a duras penas podemos crÃticar aquello que no entendemos, diré que es una experiencia fÃlmica que me ha resultado desconcertante, que ha generado altas dosis de desasosiego en mi persona, resultando muy hipnótica, al ritmo de la música que suena: no digo más.