Dirección: Andreas Dresen.
TÃtulo original: Sommer vorm balkon
PaÃs: Alemania.Año: 2005.Duración: 108 min.
Género: Drama.
Interpretación: Inka Friedrich (Katrin), Nadja Uhl (Nike), Andreas Schmidt (Ronald), Stephanie Schönfeld (Tina), Christel Peters (Helene), Kurt Radeke (Oskar), Hannes Stelzer (Herr Neumann), Vincent Redetzki (Max), Lil Oggesen (Charly), Maximilian Moritz (Rico), Veit Schubert (Farmacéutico).
Guión: Wolfgang Kohlhaase.
Producción: Peter Rommel y Stefan Arndt.
Música: Pascal Comelade.
FotografÃa: Andreas Höfe.Montaje: Jörg Hauschild.
Dirección artÃstica: Susanne Hopf.Vestuario: Sabine Greunig.
De Alemania llegan a nuestras pantallas pelÃculas con cuentagotas, como El silencio de los otros, Los educadores, asà que estamos de enhorabuena de poder ver una pelÃcula como esta. Viendo su trailer parece más una comedia cuando lo que tenemos entre manos es un dramón en toda regla.
Dos amigas, Katrin y Nike vecinas en el mismo inmueble, una, Katrin con un hijo adolescente y otra Nike soltera, pasan el verano en BerlÃn, una afanada cuidando abuelos en las casas y la otra buscando trabajo como decoradora, sin demasiado éxito.
Un buen dÃa un camionero a poco se las lleva por delante cuando cruzan la calle de cualquier manera. Ese encuentro fortuito hace que la soltera Nike, se lÃe con el camionero, sin más compromiso que una sucesión de polvos, prendada ella de la virilidad de su amante, que por otra parte no está como un camión a pesar de pilotar uno.
Mientras la otra mujer, Katrin, va recibiendo noes en los diferentes procesos de selección a los que acude y acaba empinando el codo más de la cuenta. Mientras, su hijo adolescente descubre el cosquilleo del primer amor, y purga su desamor corriendo por las calles hasta la extenuación. Por tanto cada una debe sobrellevar como buenamente pueda su cruz, ayudándose mutuamente, porque según se ve, no tienen ni padres, ni familiares cerca a los cuales pedir ayuda.
Ambas protagonistas son muy atractivas. La que cuida ancianos, Nike (Nadja Uhl) lleva tanga que asoma bajo su pantalón y que creÃa yo que atendÃa a algún fin propiciatorio de algún chascarrillo con alguno de los abueletes a los que muda y ordena su casa, pero no ha lugar. Si que queda claro no obstante la soledad que reina en casa de estos abuelos, rememorando estos viejas historias una y otra vez hasta que el escuchante las sabe de memoria, la añoranza de un cuerpo terso y juvenil, no apergaminado, la asechanza de la muerte, el esplendor de esos dÃas gloriosos ya pasados, la mirada perdida en el ayer, posada en quienes ya no están cerca.
La figura del camionero es la del picha brava al que no le amarga un dulce, polinizador de flores salvajes, al que no le faltan pretendientes. A pesar como decÃa de la pretendida comicidad, de ese patetismo redimidor, lo que hay es gente sufriente y doliente, que a pesar de sus escarceos amorosos, parece condenada al fracaso, al magreo discotequero y al rechazo, si bien siempre quedan puertas abiertas, como la que deja entreabierta el farmacéutico.