Villa Amalia (Benoît Jacquot, 2009)

Villa AmaliaDirección: Benoît Jacquot.
País: Francia.
Año: 2009.
Duración: 97 min.
Género: Drama. Interpretación: Isabelle Huppert (Ann), Jean-Hugues Anglade (Georges), Xavier Beauvois (Thomas), Maya Sansa (Giulia).
Guión: Benoît Jacquot y Julien Boivent; basado en la novela de Pascal Quignard.
Producción: Edouard Weil.
Música: Bruno Coulais.
Fotografía: Caroline Champetier

Como se veía en la película que comentaba el otro día, hay quien tiene Doble identidad y hay quien hace todo lo posible por perder la única que tiene. Con este planteamiento Villa Amalia bien podría tratarse de un thriller tipo Enemigo Público, donde alguien quiere borrar todo su rastro sobre la faz de la tierra, haciendo invisible su existencia a los múltiples sistemas de detección que la sociedad moderna impone, pero no es el caso, porque en Villa Amalia prima la sobriedad, los silencios y los tiempos muertos y está lejos de ser un triller y más una película que versa sobre la introspección personal y la lucha interna.

Ann es una afamada pianista que en la cresta del éxito, tras ver a su pareja besarse con otra en el umbral de la residencia de su amante, decide no solo romper con él, sino con todo lo que había sido su vida hasta entonces. El mismo día que descubre la infidelidad, se topa con Georges, un amigo del colegio, con quien hará amistad, siendo este el único ancla que le quede de todo lo que hasta entonces había sido su vida.

Ann quiere cambiar pues de aires. Deja la gira de conciertos que está dando por todo el mundo, cancela sus cuentas bancarias y líneas teléfonicas y vende su piso. Con el dinero que obtiene decide poner tierra por medio. Vemos entonces a Ann en continuo movimiento, viajando en tren, visitando bellos paisajes nevados, para más tarde afincarse en la bella isla de Ischia, donde descubre una villa en lo alto de una loma, escondida, de difícil acceso (casa que se construyó para la película para ser demolida tras su finalización), con unas vistas al mar espectaculares, un mar donde Ann se vivifica y purifica y gracias al cual, conoce a una pareja que ya no es tal, mientras está haciéndose el muerto en alta mar, para tener un affaire con Giulia (una muy sexy Maya Sansa, irreconocible quien la haya visto en Buon giorno notte).

Singular película, donde Huppert confesó que no le costó mucho hacerla, que ni ella ni el director sabían bien qué es lo que querían hacer, que fue surgiendo sobre la marcha. El resultado es más una labor de interpretación por parte del espectador. Abundan los tiempos muertos, los silencios y esto hay quien no lo soporta. A mí desde el cartel de la película (..al que le iría bien la canción de Aguilé, mirando al mar), hasta los créditos finales me ha gustado.

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