PelÃcula: El santuario (Sanctum). TÃtulo original: Sanctum. Dirección: Alister Grierson. PaÃses: USA y Australia. Año: 2011. Duración: 105 min. Género: Acción, drama. Interpretación: Richard Roxburgh (Frank), Rhys Wakefield (Josh), Alice Parkinson (Victoria), Dan Wyllie (George), Ioan Gruffudd (Carl), John Garvin (Jim). Guion: John Garvin y Andrew Wight. Producción: Andrew Wight. Producción ejecutiva: James Cameron, Ben Browning, Michael Maher, Peter Rawlinson y Ryan Kavanaugh. Música: David Hirschfelder. FotografÃa: Jules O’Loughlin. Montaje: Mark Warner.
Un grupo de espeleólogos se encuentra en Papúa en unas cuevas, surcando una nueva ruta que en teorÃa va a dar al mar. Allà llegan Victoria, Carl y Josh, este último hijo del avezado Frank, el tipo duro que no conoce el peligro. La historia transcurre en las profundidades de las cuevas, que son submarinas, asà que además de bucear, también deben escalar paredes y sortear ese enemigo visible que es la cueva, con guijarros afilados, y aguas en las que dejar la vida.
Las dos horas que dura Santuario se hacen muy lentas pues el director Alister Grierson, muestra una falta absoluta de capacidad narrativa, y no hay ritmo alguno, qué decir de la originalidad. Los personajes son todos ellos de chiste, meros guiñoles; motas de polvo sobre las rocas, por no hablar de los diálogos que son demenciales.
Una tormenta en el exterior les apremia a salir de la cueva, pero no les da tiempo a escapar, asà que encerrados y a la vista de la situación, la única forma de salvar la vida pasa por buscar la presunta salida al mar. Poco a poco se suceden las previsibles bajas, y uno llega a intuir el final. Está basada en hechos reales, luego ya de entrada sabemos que habrá al menos un superviviente.
Lo peor de todo es que a pesar de su abultado presupuesto (la produce James Cameron) la historia no me ha transmitido sensación alguna. Ni emociona, ni divierte. Quien haya visto The descent, podrá comparar lo que es un producto inerte con otro lleno de vida, con algo vibrante, que chorrea adrenalina (y con un presupuesto infinitamente más bajo, pero ahà sobraban las ideas y la inteligencia de la que ésta carece). Santuario es una pelÃcula plomiza, que hace aguas por todas partes, que a duras penas logra mantenerse en pie, lógico habida cuentas de tan finos mimbres con los que cuenta. Nada reseñable que apuntar y mucho menos que recomendar.
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