Película: 12 años de esclavitud. Título original: Twelve years a slave. Dirección: Steve McQueen. Países: USA y Reino Unido. Año: 2013. Duración: 135 min. Género: Biopic, drama. Interpretación: Chiwetel Ejiofor (Solomon Northup), Michael Fassbender (Edwin Epps), Benedict Cumberbatch (Ford), Paul Dano (Tibeats), Paul Giamatti (Freeman), Lupita Nyong’o (Patsey), Sarah Paulson (Sra. Epps), Brad Pitt (Bass), Alfre Woodard (Sra. Shaw), Garret Dillahunt (Armsby), Scoot McNairy (Brown). Guion: John Ridley; basado en la autobiografía de Solomon Northup. Producción: Brad Pitt, Dede Gardner, Anthony Katagas, Jeremy Kleiner, Bill Pohlad, Arnon Milchan y Steve McQueen. Música: Hans Zimmer. Fotografía: Sean Bobbit. Montaje: Joe Walker. Diseño de producción: Adam Stockhausen. Vestuario: Patricia Norris.
Steve McQueen se ha hecho un nombre, por méritos propios, en la meca del cine, tan solo con tres películas: Hunger, Shame y 12 años de esclavitud.
Quienes hayáis visto las dos primeras películas ya sabréis la concepción que tiene Steve sobre el cine.
Sucede a veces, y no es justo, que ciertas películas nos resultan apetecibles, no por sus méritos, sino por que la historia es agradable, balsámica, reconfortante, ya sea un drama o una comedia, o donde sencillamente reina el buen rollo y uno concibe el mundo como un regazo agradable, como un pezón caliente donde alimentarse, a resguardo de un mundo que se desmorona.
Steve aborda en su película 12 años de esclavitud, la historia real de Salomon Northup, un negro libre, que es secuestrado para ser enviado al sur, como esclavo, y caer en manos del negrero Edwin Epps. Brillante de nuevo Michael Fassbender (un actor camaleónico que bien podría ser ya el sucesor de De Niro).
Si juzgamos o criticamos la forma en la que la violencia, la mezquindad, la crueldad con la que el hombre blanco masacró al hombre negro, considerándolo inferior, parejo a cualquier animal, como algo de su propiedad, con quien por tanto podía hacer lo que le viniera en gana, liberando así toda la inmundicia e ignominia que podemos imaginar, la pelícual es impactante y brillante, y algo descompensada, ya que la primera hora es intensa, y el resto, casi la hora final, abunda en lo reiterativo, sin apenas avances, con un ritmo monocorde, que produce cierto cansancio, aliviado por un final, precipitado, pero deseado por todos.
Viendo a Edwin (y a su impasible esposa que además actúa de correa de transmisión y azuzadora) manejar el látigo, desatar su furia desmedida, con un proceder, en las antípodas del decoro y del menor atisbo de humanismo, no cuesta visualizar un campo de concentración cien años después, donde los nazis, al igual que los negreros, considerándose raza superior, no tenían problemas en aniquilar, reemplazando las plantaciones de azúcar o de algodón por campos de concentración o trabajos forzados y masacrar a otros seres humanos (judíos, gitanos, deficientes..), en la consideración de que no eran más que bestias inmundas e ignorantes.
Para llevar a cabo esta tarea, esta exposición cruda del mal, Steve no se corta un pelo en su puesta en escena, por lo que la película es dura de ver, hiriente, lacerante, explícita en su violencia y cruel, tanto como lo es el comportamiento de Edwin y sus testigos mudos. Ver como un latigo restalla la carne humana, abriendo surcos en la piel, no es agradable de ver, el sufrimiento ajeno tampoco.
Mención aparte para la brillante labor interpretativa de Chiwetel Ejiofor, que ayudado por Fassbender ofrecen ambos unas actuaciones soberbias (igual que el resto del reparto que brilla todo él a gran nivel), memorables, que dan a la historia mayor calado y enjundia.
12 años de esclavitud es una lección de historia reciente, no apta para todos los estómagos, que perdurará, como lo hace el buen cine, como monumento fílmico a la crueldad y la ignominia, a todo aquello que no debiera suceder nunca más.
Y además pude ver la película en pantalla grande, por tan solo, 3.50 euros, en los Cines Moderno de Logroño. La sala estaba casi llena, así que espero que esta iniciativa, cale y tenga una duración superior a dos meses.