Dirección y guión: Greg Mottola.
País: USA. Año: 2009.
Duración: 107 min. Género: Comedia dramática, romance. Interpretación: Jesse Eisenberg (James Brennan), Kristen Stewart (Em Lewin), Martin Starr (Joel), Bill Hader (Bobby), Kristen Wiig (Paulette), Margarita Levieva (Lisa P.), Ryan Reynolds (Mike Connell), Paige Howard (Sue), Wendie Malick (Sra. Brennan), Jack Gilpin (Sr. Brennan), Matt Bush (Tommy).
Producción: Sidney Kimmel, Anne Carey y Ted Hope.
Música: Yo La Tengo.
Fotografía: Terry Stacey.
Montaje: Anne McCabe. Diseño de producción: Stephen Beatrice. Vestuario: Melissa Toth.
Nos encontramos en el año 1987. El protagonista es James, quien sueña con estudiar en Columbia, en una Universidad de prestigio. Para ello cuenta con el apoyo de su mejor amigo con quien compartirá apartamento cuando comiencen el curso universitario. Durante el verano James decide ganarse un dinerillo extra trabajando en un parque de atracciones, en la cabina de una atracción. Allí se topará con personajes como Joel, estudiante de literatura eslava, consciente de que una vez licenciado trabajará como limpiacoches, vendedor de crak, un sinfín de oportunidades que se la abrirán.
Es ese descreimiento, esa asunción de lo inevitable, ese fracaso lo que hace de Adventureland una película meritoria. No hay apenas gags, no es una sucesión de chascarrillos buscando la carcajada, sino que lo que ofrece Greg Mottola, que dirige y escribe esta historia es algo mucho más complejo; nada menos que mostrar las existencias, congeladas en el verano del 87, de unos jóvenes que en breve irán a la universidad, que comienzan su andadura por la vida adulta, que mantienen sus primeras relaciones sexuales, que en breve dejarán el nido familiar para comenzar su propia vida, que recurren a trabajos mal pagados con los que sacarse unos dólares.
James es un joven convencido de que el sexo debe ser con alguien importante, no con cualquiera. Ya de entrada vemos como su actual novia lo manda a paseo. En el parque de atracciones conocerá a Paulette, quien a su vez, está liada con Mike Connel, algo mayor que estos jóvenes, convertido en una leyenda, pues según dicen en su día toco junto a Lou Reed. La música está presente de la mano de grupos como Judas Priest o Neil Young.
El director quiere a sus personajes, que son personas por encima de todo, y comprende sus fracasos, sus intrigas y sus desvelos, sus devaneos sexuales, y no juega al maniqueismo típico y vulgar que caracteriza muchas producciones, máxime en el género del humor. Mottola logra eso tan díficil que permite al espectador reirse, al tiempo que te cuesta tragar saliva, porque la vida no es otra cosa que una tragicomedia, donde todo nos puede hacer reir y llorar al mismo tiempo. Así que conviene relativizar y tomarse las cosas con filosofía.