En realidad, nunca estuviste aquí (Lynne Ramsay)

En realidad, resulta difícil conectar con esta película del Lynne Ramsay, autora también de su guion, sobre un libro de Jonathan Ames.

Apenas hay diálogos. El peso recae sobre los fornidos hombros del actor Joaquín Phoenix, que da vida a Joe, un fulano que previo pago, se encarga de extraer jóvenes de las redes de trata de blancas.

Llegamos a entender que Joe las ha pasado canutas anteriormente, ya desde niño, vemos fragmentos de su pasado que se nos sirven mediante flashbacks. Joe aspira a ser un fantasma, a pesar de que todavía haya lazos que lo conectan a la tierra, como su madre, a la que cuida.

Con un martillo Joe irá haciendo limpieza, dejando el terreno sembrado de cadáveres. En el cumplimiento de su misión. Liberar a la hija de un senador la acarreará problemas, y quién sabe si también parabienes, porque la película deja abierta esa posibilidad en su final.

Phoenix compone un personaje silente, atormentado y angustiado, violento, furibundo, bajo el que parece latir un corazón sensible capaz de emocionarse. Es una intuición, porque la película resulta muy seca y hermética, y se abre poco o nada al espectador, que es muy posible que acabe estomagado con tanta violencia.

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