Dirección y guión: David Lynch.
Reparto: Laura Dern (Nikki Grace/Susan Blue), Jeremy Irons (Kingsley Stewart), Justin Theroux (Devon Berk/Billy Side), Harry Dean Stanton (Freddie Howard), William H. Macy (anunciador), Jan Hench (Janek), Bellina Logan (Linda), Amanda Foreman (Tracy), Diane Ladd (Marilyn Levens), Kristen Kerr (Lori), Julia Ormond (Doris Side).
Producción: David Lynch y Mary Sweeney.
Fotografía: Odd-Geir Saether.
Montaje: David Lynch.
Dirección artística: Christina Wilson y Wojciech Wolniak.
Vestuario: Heidi Bivens y Karen Baird.
USA, Francia, Polonia, 2006
Horrores me ha costado tragarme la (pen)última marcianada de David Lynch. Confiado en que la inconexa historia llegara a tomar forma a lo largo de algún momento de las 3 horas de metraje, la película iba avanzando y cada vez me iba enterando de menos, hasta que llegó al final dejándome exactamente igual que estaba, pero algo más mareado, como el que da un giro a su vida de 360º.
La filmografía de Lynch no está plagada precisamente de película de contenido fácil de interpretar, siempre busca dar un giro de rosca más de lo habitual, pero con Inland Empire se ha pasado en lo que a cine experimental se refiere, porque no se entiende nada.
Cuentan las malas lenguas que los inicios de esta película están en varias escenas que al director se le ocurrió grabar en formato de Vídeo Digital, sin guión ni unión entre ellas, en plan experimento, pero que luego se gustó a sí mismo y lo dilató hasta conseguir una película. No sé si será verdad, pero si es una mentira, es de las creíbles.
El que tenga ganas de interpretar todo lo que se ve en la película, que lo haga, pero no creo que sea un ejercicio muy sano, porque le puedes preguntar a 100 personas que entienden que acaban de ver y creo que cada una dirá una cosa.
La actriz protagonista, que lleva el peso de la película, algo complicado dadas las circunstancias, es Laura Dern (coproductora además junto a Lynch), que sin embargo sale airosa del envite, ya que aguanta lo mismo escenas en que parece estar loca, otras alegre, hace de señorona, de mujer de dudosa reputación,… un poco de todo, mezclado entre la ficción dentro de la ficción y la ficción dentro de la realidad, dentro de la ficción. No os molestéis en entenderlo.
Jeremy Irons tiene un papel algo menor, interpretando a un director, ya que el rodaje de una película parece ser una de las principales bases sobre la que gira la historia (creo). Por lo visto, la voz que se oye cuando habla por el megáfono en alguna escena no es la suya, sino la del propio director de verdad, David Lynch.
Y hablando de voces, la película se inicia con unas surrealistas escenas en que los rostros de los actores aparecen emborronados. Después se ve una habitación con unos personajes que son conejos (tal cual, no se extrañen, personas con disfraces de conejos). Lynch hizo una especie de historietas sobre estos conejillos humanoides llamada Rabbits. Pues bien, las voces de esos conejos (en ambos casos) son del menos conocido Scott Coffey y de las más conocidas Laura Harring y Naomi Watts. ¿Y qué película les viene a la cabeza con esta pareja de despampanantes actrices (y también él, aunque en un papel no tan destacado)? Pista: es también de David Lynch, tiene argumento, difícil de entender, y múltiples interpretaciones (en su línea) y las 2 chicas tienen alguna escena muy muy subida de tono. Si aún no la saben, es Mulholland Drive, siempre recomendable de ver.
Y otra vez hablando de Laura Harring, está hace una aparición al final de la película, al igual que Natassja Kinski, ambas de forma testimonial. Y seguimos enlazando porque esta rubia actriz ha trabajado en una estupenda película con otro de los actores secundarios de esta película, el polifacético y peculiar Harry Dean Stanton, que interpreta al asistente de Jeremy Irons, que ha trabajado en varias ocasiones más con Lynch y que coincidió con la Kinski en otra película muy recomendable: París, Texas, del alemán Win Wenders.
Otros actores conocidos que tienen su pequeño papel son Mary Steenburger, Julia Ormond o William H. Macy. También aparece Austin Lynch, el hijo de David Lynch, que de momento no parece que vaya a hacer gran cosa en el mundo del cine, al menos como actor.
Como curiosidad, la película está coproducida entre USA, Francia y Polonia, y parte se rodó en este último país, hasta el punto de que en algunos momentos de la película se habla polaco y hay gran parte del amplio reparto de esta nacionalidad. También hay escenas en que podemos ver las inconfundibles estrellas de Hollywood Boulevard.
Los personajes protagonistas de la película de ficción que se rueda en Inland Empire son los Smithee, nombre con mucho significado sobre lo que el director piensa del star system de Hollywood, ya que este hombre hace lo que le viene en gana y aquí, además de rodar en vídeo digital abundan los primerísimos planos, los movimientos de cámara poco usuales y el hilo narrativo brilla por su ausencia, aunque si somos un poco simples, podemos decir se trata de una actriz algo descarriada que intenta rodar una película sobre infidelidades y se ve sumida en una especie de pesadilla de la que anteriormente otros intentos de rodarla no salieron. Realidad, película, imaginación, suposiciones y otras realidades paralelas se superponen en la historia confundiendo a la protagonista y a nosotros mismos (sobre todo a nosotros), no teniendo nunca claro lo que está pasando y saliendo en ocasiones de la duda cuando oímos el ¡Corten! o de repente aparece algún elemento del equipo de rodaje y nos damos cuenta que es el personaje al que interpreta el personaje al que interpreta la prota. Una vez más, no traten de buscarle lógica.
Sólo recomendable para muy fans de Lynch y para expertos en desentrañar significados ocultos y simbolismos varios, aficionados además a encontrar referencias a otras películas dentro de esta, que haberlas haylas, como las meigas.
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