Dirección: Jon Favreau.
País: USA. Año: 2005. Duración: 113 min.
Género: Acción, aventuras, fantasía.
Interpretación: Josh Hutcherson (Walter), Jonah Bobo (Danny), Dax Shepard (Astronauta), Kristen Stewart (Lisa), Tim Robbins (Padre).
Guión: David Koepp y John Kamps; basado en el libro de Chris van Allsburg.
Producción: William Teitler, Scott Kroopf y Michael De Luca.
Música: John Debney. Fotografía: Guillermo Navarro.
Montaje: Dan Lebental.
Diseño de producción: J. Michael
Vestuario: Laura Jean Shannon.
Cuando me puse a ver esta película de la que no tenía ninguna referencia creía atendiendo a su título, que se trataría de una película de artes marciales, al estilo de Tigre y Dragón. Luego comprobé que los tiros iban por otra parte.
La historia va de lo siguiente. Dos hermanos mal avenidos, uno algo mayor que el otro, están todo el día enzarzados en discusiones estériles, dado que el mayor le reprocha a su hermano menor que si sus padres se separaron fue por su culpa. El pequeño, Danny, por su parte, sólo quiere que su hermano mayor, Walter, juegue con él y lo trate con respeto. Una mañana de sábado su atareado padre, interpretado por Tim Robbins los deja solos porque tiene que hacer unas gestiones.
El peque baja al sótano a la fuerza, a bordo de una montacargas y allí encuentra un juego de mesa llamada Zathura. Comienza entonces Danny a jugar, solo y al momento se cierne sobre ellos una lluvia de meteoritos tal como le advierte una tarjetita que sale por una rendija del juego. A partir de ese momento la casa deviene en una nave espacial, a bordo de la cual va también la hermana mayor Lisa (interpretada por la bella actriz Kristen Stewart vista en The Messengers, Hacia rutas salvajes o Jumper), que pasa media película crionizada, pero sin llegar a quebrarse. Los dos hermanos deben entonces ir avanzando en el juego, desplazando sus naves por el tablero hasta llegar al final, un final que en caso de producirse, si no perecen antes los conducirá de nuevo a casa, sanos y salvos, para lo cual deberán hacer frente a malvados robots, evitar ser calcinados, confiar en un astronauta al que deben rescatar y no caer en el campo gravitatorio del planeta Zathura, por no hablar de esos bichos asquerosos, los Zorgons, que se alimentan con carne humana.
La película es ideal para verla en familia tumborreado en el sofá con unas tostadas bien cargadas de nutella, y si hará las delicias de los más peques, los que no lo somos tanto pero no hemos perdido los ardores puriles, también la gozaremos de lo lindo, porque no hay tregua durante casi dos horas y la película tiene un ritmo que te deja sin resuello, desde el mismo momento en que Danny descubre el juego y hace girar la llave.
Se hace hincapié en lo importante que es el amor fraternal y cómo a pesar de la diferencias y roces los hermanos deben quererse y colaborar juntos si quieren salir adelante, no sólo en un juego sino en la vida real. Los efectos especiales, en especial la recreación de los robots y de las criaturas son espectaculares y el sentido del humor vertido en algunas secuencias como la del robot derrapando o en pose de duelo, con las falanges tremolando junto a sus caderas de acero hacen de esta película un producto divertido y recomendable, ideal para días festivos, por eso yo la vi en Semana Santa y quedé encantado pues recupera el espíritu festivo de películas como Los Goonies o Jumanji, con la que comparte similitudes ya que también hay en esta un juego de por medio, que da pie a todo lo demás.