Dirección: Phillip Noyce.
País: USA.
Año: 2010.
Duración: 101 min.
Género: Acción, thriller. Interpretación: Angelina Jolie (Evelyn Salt), Liev Schreiber (Ted Winter), Chiwetel Ejiofor (William Peabody), Daniel Olbrychski (Orlov), August Diehl (Mike Krause), Hunt Block (Presidente Lewis), Andre Braugher (Secretario de Defensa).
Guión: Kurt Wimmer.
Producción: Lorenzo di Bonaventura y Sunil Perkash.
Música: James Newton Howard.
Fotografía: Robert Elswit. Montaje: John Gilroy y Stuart Baird. Diseño de producción: Scott Chambliss. Vestuario: Sarah Edwards.
Es una pena gastar tanto dinero en pergeñar semejante bodrio. Salt es una agente de la CIA que tras lograr salir de
una prisión coreana, donde la forran a hostias (seguramente para dar salida al presupuesto destinado a maquillaje), gracias a un acuerdo entre países y reecontrarse con su esposo, recibe un día en sus oficinas la visita de un ruso que afirma que alguien va a atentar contra el Presidente Ruso, que se encuentra en territorio americano, al acudir éste a un entierro.
En el interrogatorio, el ruso da la identidad de quien será el asesino, que no es otro que una tal Salt, a la sazón la agente de la CIA que le está entrevistando, que tiene el cuerpo de Angelina Jolie, más delgada que nunca, y muy lejos de la lozanía consustancial de cualquier heroína de acción.
Salt debe poner pies en polvorosa, y comienza entonces una frenética persecución y huída hacia adelante, que ocupa casi la mitad de la duración de la película. Luego todo se mueve en algo parecido a una venganza personal. Salt es una mezcla de algo parecido a la saga Bourne, el agente Bauer, la franquicia de Misión Imposible (no faltan las caracterizaciones), pero sin identidad propia, sin nada que la singularice, de ahí que resulte tan cargante y plomiza.
Luego al ver a Salt, bajar por el hueco del ascensor en pos del mismo deslizándose como una araña, ya resulta todo mucho más increíble, por no citar los saltos que da de techo en techo de los camiones cual ardilla ibérica. El caso es que la película resulta un refrito grasiento de mil películas de acción antes vistas, donde la frialdad de Salt ha calado de tal modo en el ánimo de quien suscribe, que finalmente le acaba importando un bledo si Salt es agente doble, triple o cuadruple.
Una opción como cualquier otra de tirar siete euros.
Gracias Necrolord, es un placer tener a un poeta, entre nuestros seguidores.
Saludos.
Coincido contigo, esta cinta tiene poco o menos que personalidad implícita en el desarrollo tanto como en los personajes y la protagonista.
Felicidades por el blog, lo tengo en rss desde hace años 😀