Al ver esta pelÃcula interpretada por Russell Crowe (que dista mucho su figura de aquella otra en Gladiator) es inevitable no pensar en Un dÃa de furia. Los ataques de furia o cólera se han visto explotados en el cine, pensemos por ejemplo en Relatos salvajes.
En un cruce, una mujer que va al volante acompañada de su hijo, comienza a aporrear el claxon, al ver que el vehÃculo que tiene delante no se mueve, una vez en verde el semáforo.
Ese hecho, que la mayorÃa de las veces se resuelve de una manera amigable, o mediante algún insulto o exabrupto, se convierte aquà en en el meollo de la pelÃcula. El hombre que conduce el otro vehÃculo se siente agredido, vilipendiado. Asà se lo hará ver a la conductora, explicándole en qué consiste un toque de cortesÃa. Y como ella no está por la labor de disculparse, vienen un aluvión de problemas.
El ofendido, pasa de la ira a la cólera y a una violencia injustificada. Su objetivo es la mujer conductora y todo su entorno, sin que haya nada que lo frene.
El ritmo de la pelÃcula es vertiginoso y apenas hay tiempo para digerir nada. El agresor ha tenido un mal dÃa su mundo está patas arriba y desesperado como está su propósito parece ser el de morir matando. Crowe está muy metido en su papel. Se le ve desquiciado y capaz de hacer cualquier salvajada.
Moraleja: antes de tocar el claxon sin conocimiento (ni comedimiento) piénsatelo dos veces..