Hay que valorar a esta pareja de directores/guionistas, Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasquez, como con algo tan cotidiano como una pareja que decide ir a vivirse a Estados Unidos sacan una historia que tiene tanto trasfondo.
Después de ver la película da igual que quieras hablar de la vida de pareja, de los prejuicios de clases y raciales que existen en países como Estados Unidos, supuestos adalices de la libertad y la constitución. Son muchos los temas sociales y sentimentales que se tratan en esta trama, de poco más de hora y cuarto de duración.
Los personajes están muy bien dibujados, principalmente por los interrogatorios que les hacen en el aeropuerto cuando ven algo que no les cuadra en esta pareja.
Él, un Venezolano residente en España y con la nacionalidad a medias. Ha huido de su país por las deplorables condiciones de vida que allí se dan y en España no vive mal, pero quiere probar suerte en el país de las oportunidades. Es de ideas fijas, quizás algo parásito pero de los que no les gusta llamar la atención.
Ella, una española dedicada al baile y sin muchas preocupaciones en general en su vida. Ha viajado y se ha sacrificado con su profesión pero no tiene ya grandes aspiraciones. Quizás las pierda del todo cuando tenga hijos. No conoce el país de su novio, ni a su novio tan a fondo, pero es algo en lo que no ha reparado hasta ese momento.
Esta pareja la interpretan Alberto Ammann y Bruna Cusí, dos jóvenes a los que vamos viendo ya unos años viendo en papeles importantes y de los que llaman la atención. No en vano ambos se han llegado el Goya Revelación en 210 y 2017 respectivamente, así que hace ya años que no son caras nuevas para el cine español.
Por otra parte es una historia con la que muchos se sentirán, de una manera u otra identificados, e incluso te hace pensar que algo así o parecido te podría pasar cualquier día, bien sea la parte de que te cuestionen en un aeropuerto o en cualquier otro lugar, o que descubras que no conoces tan bien a tu pareja, o amigo/amiga, familiar, vecino, etc.
Es difícil escribir una historia de este estilo con tanto trasfondo y sobre todo tanta continuidad. No quiero hacer spoiler, pero el final, es un sinsentido tal que cierra la película de una forma brillante. ¿El objetivo inicial ha sido conseguido o no? Ambas cosas. Te quedas con ganas de una segunda parte, de saber qué les pasará a esos personajes.
No creo que los autores lean esto, pero se me ocurre que esta pareja de personajes se podrían convertir, incluso en historias por separado, en lo mismo que el Antoine Doinel de Francois Truffaut. Ya no llegamos a ver sus respectivas infancias, pero podríamos ver como transcurren sus vida a partir de ahora, con una película protagonizada por ellos según transcurran unos cuantos años.
Es un proyecto que hoy en día se ve imposible, en un mercado como el que tenemos. Si es que ya no se hacen películas como las de antes.