He necesitado un par de días para digerir lo sucedido en la Gala de los Premios Goya por diversos motivos.
En primer lugar, tras la foto de los nominados, iremos a lo bueno. De lo mejor ha sido el Goya «Ya era hora» a Maribel Verdú, que se lo ha llevado a la 5ª. Aupa Maribel, a ver si no tienes que emigrar a México para que se te reconozca.
Tampoco estuvo mal el Goya de Honor a Alfredo Landa, que dio un discurso a lo Ozores y como el presentador, Gorbacho, aprovechó para hacer apología del «Landismo«, término cercano a la «españolada» de toda la vida.
En cuanto a los premios repartidos, tengo un sabor agridulce. Dejé claro en su momento que «La Soledad» no acabó de parecerme el peliculón que les ha parecido a muchos y que los 3 Goyas ganados ha refrendado, sin embargo, paradojas de esto del cine, me alegro mucho de que haya ganado, porque aunque a mí no me haya transmitido lo que debería, hay que reconocerle que es una apuesta original, diferente, arriesgada y en general ha gustado, y eso es lo que necesita el cine español (y que aguante en los cines porque tiene éxito) en vez de cuotas y leyes.
Tres cuartos de lo mismo pasa con [REC]. Igualmente hay que reconocerle lo arriesgado de su apuesta por el cine de género puro y duro y su forma de narrar la historia. No entiendo el Goya al montaje, supongo que hay más de lo que aprecia un profano. Parecer una cinta sin montar debe tener trabajo detrás. Manuela Velasco se llevó además el Goya a la Mejor Actriz Revelación. Para mi de lo más salvable de la película, porque a la chica se le ven maneras, aunque sus momentos histéricos no me gustaron. Creo que hay madera y con un buen papel seguro que la volvemos a ver entre las nominadas muy pronto.
Me resulta muy extraño haber visto un gran porcentaje de las películas que se han llevado algún premio, porque yo pensaba que había visto muy pocas. Como dije en su momento, ningún premiado veía que pudiera sorprenderme, no veía favoritos en ninguna categoría (excepto, quizás Juan Antonio Bayona con El Orfanato), así que estoy totalmente de acuerdo con los premios concedidos.
Dentro del apartado lúdico-festivo, Gorbacho (que algunos estaban esperando) puso una vez el punto de acidez en la gala y de lo mejor de la noche fue el beso rosca-chapa que le pegó a Elsa Pataki.
La Pataki, que iba para verla por delante y por detrás, aunque os la dejo en su posición preferida, de la que Gorbacho también se mofó.