La casa de papel es una serie que se ha convertido, como se indica en el título del documental, en todo un fenómeno. A esto ha contribuido, para bien o para mal, Netflix. La casa de papel se emitió en Antena 3 y después de dos temporadas y con la audiencia en claro descenso, finalizó. Cuando Netflix compra los derechos y la incluye en su catálogo, la serie es vista en medio mundo, se hace viral, las máscaras de Dalí son empleadas por todo el orbe para defender distintas causas, los actores de la serie ven cómo sus cuentas en las redes sociales comienzan a ganar seguidores por miles, de manera incontrolada. Es entonces cuando surge la oportunidad de seguir con la serie, producida por Netflix. Así vendrán la tercera y la cuarta temporada. Si las dos primeras el atraco era en la casa de la moneda la dos últimas tienen lugar en el Banco de España. El documental muestra alguna escena de la cuarta temporada en la que se pone fin a un personaje, por lo que es mejor verlo tras haberla vista completa.
El documental no explica muchas cosas, se queda en cuatro anécdotas, como el éxito de público cuando rodaron en Florencia y se vieron rodeados por fans, lo complicado de rodar alguna escena como la que sucede en Madrid cuando tiran billetes desde un zepelín, o el calor que hacía cuando van en el barco que los llevará hasta aguas internacionales y les da libertad. Se habla también del himno de la serie, el Bella Ciao, himno partisano contra los fascistas que ahora se emplea para cualquier celebración.
Todos, empezando por el creador de la serie, Álex Pina, alucinan con el éxito obtenido, pero sí que tuvieron claro desde el principio que la serie debía tener un aire internacional y así ha , triunfando en todo el mundo. Se ve también cómo preparan las escenas con los guionistas, escenas que, a veces, nos cuentan, se van elaborando sobre la marcha.
A mi modo de ver el éxito de la serie es que presenta una moral turbia (sin olvidar que todo es ficción y ahí debe primar la plena libertad), mediante un puñado de personajes deleznables, execrables, psicópatas, misóginos, personas traumadas, pero también bondadosas, afables, humorosas, inteligentes, perspicaces, fogosas, de tal manera que como en botica hay donde elegir, y al igual que los niños cuando juegan a fútbol se piden un equipo, el espectador hará lo propio frente a la pantalla, al pedirse el Profesor, Lisboa, Denver, Berlín, Palermo, incluso Gandía o Alicia.
Y sin llegar al éxito mundial de La casa de papel, un caso parecido es el de la fantástica serie gallega El sabor de las margaritas de Miguel Conde, producida la primera temporada por la televisión gallega, y que tras ser adquirida por Netflix, y habida cuenta su difusión y buena acogida ya están preparando una segunda temporada.
Aquí puedes leer otra reseña de este documental escrita por Jorge.