La meglió gioventú ha sido una de las películas más laureadas y aclamadas en los últimos años en Italia. En España no se estrenó. Quizá sea por que la película cuenta la historia de Italia en las últimas tres décadas, y ese, a priori localismo, no es exportable a otros países. Algo que una vez vista queda desmentido. La ambientación histórica es sólo un elemento más, un aderezo que hace todavía mejor la película, pero ni mucho menos es lo más importante. De una manera inteligente y desenvuelta la historia de los hermanos Carati; Matteo y Niccola, nos lleva desde 1966 hasta principios del tercer milenio. En esas tres décadas pasará de todo. Torino, Roma, Florencia, Palermo, son algunas de las ciudades en las que se desarrolla la película. Los personajes viven momentos históricos en su país; las riadas acaecidas en Florencia en 1967, los movimientos estudiantiles en Bolonia en los ochenta, el surgimiento de las Brigadas rojas, los atentados de la maffia contra jueces a mediados de los noventa ocurridos en Sicilia, etc. De todo esto se habla. Un guión inteligente y bien elaborado permite situar a los personajes y a sus seres queridos en esas ciudades en los momentos en que esos hechos ocurren, en buena medida condicionado por sus ocupaciones laborales.
La película tiene el formato de una serie hecha para la televisión y está dividida en dos actos, cada uno de los cuales dura tres horas. El plantel actoral es de lujo. Luigi Locascio hace una interpretación excepcional, dando vida a Niccola. Ya demostró ser un gran actor en Buongiorno notte, o La vita che vorrei. No es el único, le secundan Maya Sansa, Alessio Boni ( Matteo) Adriana Asti, Jasmine Trinca ( como Giorgia) y todos y cada uno de los personajes que intervienen bordan sus papeles, logrando unas cimas de verosimilitud que nos hacen creíbles y cercanas sus existencias. Es fácil identificarse con todos ellos, reír y llorar con sus desgracias, por que al final las hacemos nuestras. Nos esforzamos en entender por qué hacen lo que hacen, su dolor es el nuestro, pero también su rabia y su alegría. Es una película completa, rica en matices, que ahonda en la psicología de los personajes y también un manifiesto esfuerzo de síntesis. El proyecto era de una magnitud considerable. Si lo extrapolamos a España, todavía nadie se ha arriesgado a hacer una película que cuente lo que ha ocurrido en estas tres últimas décadas en nuestro país. Una opción sería convertir la serie “Cuéntame como pasó”, en una película.